Testimonio de conversión: Vivió enfermedades y sanó con la mirada de Dios

Ago 7, 2023 | TESTIMONIOS CATÓLICOS

Ale Briones tiene 23 años y es de México. Desde pequeña creció y vivió en una familia católica. Conforme iba pasando el tiempo iba cambiando. En la adolescencia empezó a cuestionarse las cosas, esa parte racional le hacía hacerse muchas preguntas. En su familia han tenido situaciones de enfermedad. “Especialmente mi relación con mi abuela era muy cercana y cuando mi abuela se enfermó de hepatitis me tocó. Me preguntaba como a una persona tan buena le podía tocar a ella”. 

Empezó a cuestionar a Dios y poco a poco estos cuestionamientos eran cada vez más profundos. Estos cuestionamientos le hicieron creer que Dios no era bueno. No podía existir un Dios tan bueno que permitiera que sucedieran acontecimientos tan malos. “La enfermedad de mi abuela la llevé muy mal. Fue un momento de la vida que me costó mucho trabajo, especialmente estas dudas me empezaron a aislar de mi círculo social. Sentía un vacío muy grande. Me refugié en mi familia”, reconoce. Así, fue pasando el tiempo y se iba sumergiendo en un abismo de tristeza, soledad. No encontraba las herramientas para hacer frente a todo. “Poco a poco cuando exploté y lo externé con mi familia. Me di cuenta que estaba cayendo en un proceso depresivo. Pero nada era suficiente, me sentía poco valorada y querida”, sostiene.

Era deportista, jugaba al fútbol, con este escenario viajó con amigas y le ayudó mucho. Pero la vuelta fue volver al mismo ambiente, todo seguía siendo igual. Su familia la impulsaba a ir a misa pero no había manera. Una amiga un día le invitó a un retiro pero Ale se negaba a ir. El siguiente paso fue convencer a sus padres. “Mis padres un día me dijeron que ya habían pagado todo y que tenía que acudir. Estaba molesta porque no creía en nada de lo que iba a ver”.

Llegó al retiro y Ale iba con una actitud cerrada, se sentía sola en un lugar dónde además no quería estar. Pasó ese viernes y seguía renegada. “El sábado a la noche hubo un momento de adoración. Me senté y delante de nosotros habían puesto una imagen de Jesús mientras sonaban diferentes canciones católicas. Me quedé mirando la imagen de Jesús pero su cara denotaba mucha paz. Le dije: No sé quién eres, y no entiendo nada de lo que está pasando en mi vida”. 

Lo único en lo que se centró fue en la mirada de ese Cristo. Ese momento cambió su vida. La mirada de Cristo fue un cambio en su vida, una mirada de amor. El vacío que llevaba sintiendo en ese momento cambió y su corazón se llenó de un amor inmenso. “Ese vacío se empezó a llenar y comencé a llorar sin parar. Me sentí amada de una manera que no logro expresar”, sostiene. Sentía que todo a su alrededor estaba en orden, estaba bien. Así, se inicia un camino de querer saber más sobre esa persona desconocida para ella, Dios. “Lo más bonito es que me fui conociendo a mí misma a través de Él. Mi abuela poco tiempo después se sanó”.

¿Quieres conocer el final de esta preciosa historia? ¡No te la pierdas!

Puedes seguir el apostolado tan bonito de Ale aquí: https://instagram.com/llamados_al_amor?igshid=MzRlODBiNWFlZA==

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