Patricia y Óscar son un matrimonio con tres hijos. Patricia buscaba su príncipe ázul, ella buscaba ese amor idílico pero no lo encontraba. En este momento apareció Óscar pero no resultó ser ese hombre perfecto que ella imaginaba en ese ideal que tenía. Al principio no fue perfecto como ningún noviazgo. “Nuestra vida ha sido ha sido así, de continuo aprendizaje”, explica Patricia. 

Óscar reconoce que al principio no pensaba que iba a ser el amor de su vida. Pero algo hizo que siguieran viéndose. “Mi primer acercamiento a la Iglesia fue en el momento de casarnos”. La familia de Óscar no eran tan católicos practicantes, fue su abuela Charo la que sembró la semilla en él, que luego terminó germinando. Óscar explica que él siempre iba a bodas, bautizos y funerales. 

Patricia a pesar de haberse educado en un colegio católico, estuvo alejada también de esa fe, hasta que empezaron el camino de matrimonio. A través del curso prematrimonial se acercaron a la fe. “El matrimonio guía que nos tocó era el matrimonio modelo al que a nosotros nos gustaría llegar”. 

Desde el cursillo de novios se explicaban temas del matrimonio desde el punto de vista de la fe. “Yo respetaba pero sobre todo yo quería acoger todo lo bueno que allí me decían para mi matrimonio futuro”, recuerda. Cuando terminaron el cursillo Óscar se casó sin saber qué significaba el sacramento del matrimonio que después lo fue descubriendo. 

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