Testimonio de conversión: La lucha espiritual tras una tetraplejia y el milagro de sobrevivir al COVID

Abr 15, 2023 | TESTIMONIOS CATÓLICOS

Fernando Baena, tiene 70 años, está casado con Ángela, una noche de fiesta se dió el golpazo del siglo. Tuvo un traumatismo a nivel cerebral que le dejó tetrapléjico. “El cristiano tiene un tesoro dentro, el cristiano es feliz porque Jesucristo ha vencido a la muerte, al cristiano se le ha quitado la muerte de dentro”, explica. Y es que el Señor está haciendo auténticos milagros en su vida.

“En este sufrimiento he visto el amor de Dios”, explica. Como sostiene Fernando la fe es un don que el Señor da en el momento que Dios quiere. Cuando tiene el accidente, las cosas no iban bien en su familia. Dos años antes su padre tuvo un accidente que le dejó bastante mal de salud. En el momento del accidente, las cosas empezaron a ir mal. 

Cuando entró en el hospital no era consciente de la repercusión del accidente, había tenido otros accidentes importantes pero se había recuperado de todo eso. Pasado un tiempo se dio cuenta de que si situación no iba a ir bien. Se unió mucho a una enfermera que le hacía sobrellevar de alguna forma la discapacidad. Para él su discapacidad era horrible. Además de esto se juntaba con que la situación de su padre estaba cada vez peor, la situación en su casa la llevaba su madre, sacrificándose con todo y ahorrando lo máximo posible. Su madre era la que animaba con todo. “He ido al psicólogo, psiquiatra, medicación, alcohol, drogas, sexo, e incursiones en el hindú”, cuenta.

Hubo un día que entrando a su cuarto, se sentía vacío y totalmente sin saber qué hacer en su vida. “Pensé en ese momento que lo único que me quedaba era Dios. En el fondo de mi le pedía ayuda a Dios. Siendo adolescente me separé de la fe”. Cuando uno piensa que no necesita a Dios para nada luego para recuperar esa fe resulta más complicado. “Le dije, si tu existes, ayúdame”. 

Al día siguiente me fui a la parroquia de mi barrio, allí un cura le empezó a ayudar y así inició su camino yendo a misa. “Me sentía un poco indigno de estar allí pero iba porque ir a misa me daba paz. Retomé la carrera y discipliné mi vida”, comenta. Es en este momento cuando le llama la chica y él sintió que tenía que dejarla. Mientras tanto, se metió en las actividades de la iglesia y los padres de la chica que conoció en ese momento animaron a la chica a que le dejara porque iba a ser una carga para él. “Me dí cuenta que la única salida era la función pública”. 

Fue al Valle de los Caídos para estudiar las oposiciones, uno de los monjes le animaron a que cuando fueran allí unas comunidades cristianas que solían ir que acudiera. “Me metí en una reunión que había y nada más entrar veo a una persona bajita en el estrado dando testimonio, me quedé impresionado y me gustó”. 

Así, le invitan a que se unan a la comunidad. Fernando seguía yendo ahí a estudiar. Otro día que celebraban la convivencia se une y queda absolutamente impresionado. “Voy al estrado donde estaba Kiko Arguello y le pregunté si me podía quedar, me dijo que sí”. Al final de la convivencia le vuelven a preguntar qué le había parecido. 

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