Libia Fuentes y su hijo Juan Diego son de Colombia. Viene de un país con mucha violencia, pero aún así sus padres han sido personas de mucha fe. Sus padres huyeron de una situación crítica. Terminó en su colegio y a los 16 años tuvo que salir de allí por problemas de esta situación crítica. Las Navidades las recuerda como la mejor época. A pesar de los pocos recursos había mucha armonía entre todos los miembros de la familia.
“Recuerdo ir con mi madre a celebrar los sagrados sacramentos. Mi padre también nos llevaba los domingos a la misa”, explica. Sin embargo, llegando a Bogotá e ingresando a la universidad ya no tenía ese acceso a ir a la Eucaristía. Así se va enfriando la fe. Terminó sus estudios como Bióloga y comenzó su investigación con los delfines. A pesar de las dificultades que vivieron siempre aparecían personas que les salvan la vida. Graduada en Biología se fue a trabajar al Amazonas. Así conoce a su marido. En Bogotá algunas veces participaba en Semana Santa pero con una fe ya muy fría. El Amazonas es una zona al sur de Colombia dónde sólo hay una capilla y a Libia le tocaba trabajar todo el tiempo. No había tiempo para ir a las cosas de Dios.
Conoció a su esposo y se casaron por lo civil. Se dan muchas dificultades. Todo se volvió caótico y como no tenían esa presencia de Dios no tenían ese sostén espiritual. Por el año 2015 se trasladaron a otra zona y fue allí dónde se le despertó el anhelo de tener un hijo. “Le pedí a la Virgen que si iba a ser una buena madre que me diera ese regalo. A los días nos dijeron que estaba embarazada”. Al tiempo también llegó la hermana.
Las dificultades seguían, muchas discusiones, muchas situaciones de soledad y mucho trabajo. Todas estas circunstancias las vivió sin Dios. Llegó una vecina nueva a la zona muy mariana, era consagrada a la Virgen. “Me dijo que era el mejor lugar al que yo podía llegar y que no me iba a arrepentir”. En el año 2009 aprendió a rezar con ella el Santo Rosario pero con una fe muy escasa. Pedía a Dios por situaciones de conflictos. Hubo una vez dónde comenzó a rezar la Coronilla de la Misericordia. La rezaba y Juan Diego su hijo le contestaba muy pequeño. Un día le dice a su marido por una amiga que habían conocido que si acudían a una fiesta de Dios. Llegaron a esa parroquia y estaba sonando una canción. Había muchas personas en esa iglesia. “Ese día algo pasó. Cuando vi la adoración me di cuenta que era el mismo capellán que ya había visto. Un sacerdote que tenía muchos carismas y dones. Sentí que ese era el lugar dónde necesitaba estar”. Sentía que tenía que ofrecer sacrificios por todo el abandono que había tenido. Era medianoche cuando llegaron a casa. “ Había entendido las palabras de la vecina”. Al padre lo trasladaron y llegó otro a la parroquia.
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