Nadia es de Ecuador y viene de una familia unida. Vivieron una infancia bonita donde no les faltaba de nada. Empieza a alejarse de Dios poco a poco. Cuando empezó su trabajo perdió totalmente la relación con Él. Era una persona muy responsable pero vivía una vida sin Dios. Recuerda haber orado veces puntuales cuando ha necesitado de esa oración por la salud de algún familiar.
“Dios me llamó con la ida de mi esposo. Un día estábamos bien y al día siguiente me dijo que ya no me amaba”, explica. Cuando sucede esto lo primero que piensa es que nadie se puede enterar. No podía digerir físicamente lo que le estaba sucediendo. “Nunca me imaginé que mi esposo me iba a decir que se separaba de mí. Pero cada uno de nosotros teníamos una serie de máscaras”, cuenta.
Reconoce que no tuvo un noviazgo de castidad. “Se nos olvidó que debíamos casarnos por la iglesia y nos fuimos alejando”, cuenta. Al comentarle sobre la separación, Nadia con orgullo le comenta que perfecto. Ella vuelve a casa con sus padres. Fueron a terapia y a charlas a lo largo de varias semanas pero era imposible encauzar la relación. “En ese momento quería que él sufriera”, resalta. Recuerda cuando iba en el coche y en la radio aparecen canciones tristes de amor, a Nadia se le salta una lágrima y su hija de un año se da cuenta y le da un beso, ese beso sintió que era del mismo Dios sosteniendola.
Comienza a realizar el trámite del dicorvio y me recomiendan que debía rehacer mi vida con otra persona. Pero no se sentía bien estando con otra persona y dándole otro padre a su hija. “Estaba viendo videos aparece una tía que le lleva a un grupo de telegram donde había psicólogos católicos. Me ayudó en el proceso de entender el por qué y el para qué me ocurría lo que me estaba pasando”, comenta. Era tanta su desesperación que un día en su casa abre la Biblia y la palabra fue la de volver a Dios. Ella era la que tenía que interceder.
“En otra parte de la Biblia decía: sánate tú y sanará tu familia”, esta frase de la Biblia fue reveladora para Nadie. Este era el llamado. Así, poco a poco va buscando contenido católico. Un día en misa, estaban cantando el Gloria y sintió una luz muy blanca. “La nitidez y calidez tan blanca no me la pude haber imaginado. Además por primera vez se me fue la depresión, angustia y tristeza que tenía”, resalta.
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