El Padre Luis Eduardo, es sacerdote de Colombia. Pertenece a una diócesis que pertenece al campo agrario. Una de las diócesis más golpeadas económicamente. En la actualidad es párroco de un municipio muy cercano de la ciudad de Colombia. En la actualidad es exorcista de la diócesis “por bondad y mérito de Dios”. 

Es miembro de la comunidad de exorcistas del Vaticano y es rector en un colegio. Además es docente de la universidad con la asignatura de Bioética. Si no hubiera sido sacerdote cuenta que hubiera sido biólogo marino. Nació de una familia humilde, campesina que fueron criados por mucho esfuerzo por sus abuelos. Su hermana tuvo en el vientre de su madre una enfermedad genética. Al poco tiempo de la gestación de su madre, ella falleció y a sus padres les dijeron que ya no podían tener hijos. A pesar de todo, llegó el padre Luis Eduardo. 

La enfermedad por la que falleció su hermana la adquirió el padre. También hubo problemas con su embarazo. A los siete meses le hicieron una cesárea y nació con siete meses. Nadie apostaba por esa vida. Al poco de nacer ya tuvo que ser operado en numerosas ocasiones. Su esperanza de vida era muy poca. Había más esperanza de muerte que de vida según los médicos. 

Esta enfermedad tiene que ver con malformaciones genéticas. Tuvo una infancia atropellada porque no tuvo la suerte de jugar como el resto de niños. Su hogar estaba entre el paterno y el materno y por otro lado los hospitales debido a su enfermedad. La vida del padre es un verdadero milagro. 

“Yo me veía en el espejo y culpaba a Dios por haber hecho un ser como yo. Por parte de mis compañeros había un rechazo absoluto”, explica. “Pensé que si Dios me había dado la vida por qué no poder darla por él. No fue fácil el camino porque en el seminario no pensaban que pudiera llegar”, cuenta. Pasa el tiempo y decide regresar al seminario. “Decido volver a entrar. Somos tercos pero es Dios quién decide. 

Puede seguir al padre aquí: https://www.instagram.com/pbroluiseduardo/?hl=es