Ana y Alex son un matrimonio que viene a contarnos su testimonio de restauración y reparación. Llevan 20 años de casados y 5 de novios. Alex viene de una familia católica, sus abuelos y su madre eran personas de mucha oración. De vez en cuando iba a la Eucaristía pero muy de vez en cuando. En la última etapa del colegio se encuentra con la que fue su esposa. Eran conocidos. Ana también viene de una familia muy católica, algunas personas de su familia han sido religiosas. “A los padres que rezan por sus hijos no penséis que las oraciones se pierden”.
El novio de Ana era amigo de Alex así que no tenía muchas esperanzas. Alex viajó fuera del país y a la vuelta se volvieron a ver. Alex comienza a interesarse por Ana y empiezan un noviazgo del mundo. Alex trabajaba en el mundo de la noche porque tenía negocios y eso no beneficiada. “Nuestra vida era de mucha vanidad, excesos, de trasnochar demasiado. La música que escuchamos era dañina para nuestra alma. Éramos muy materialistas”, explican. No acudían ni siquiera a misa por aparentar, ni hacer vida social. Durante este tiempo, llegó un momento en que Alex vuelve a viajar a Estados Unidos. Le dijo que no tardaría en regresar pero se prolongó más tiempo. La base de Alex en aquel momento era el dinero.
Regresa a Colombia y cuando vuelve la nota muy fría y distante. Entonces fue el momento en proponerle casamiento. “Fue una decisión muy inmadura la de casarnos. Sin formarnos y por impulso. No entendíamos el sacramento”, reconoce. Como la familia de ambos era católica tenían el “deber” de casarse por la Iglesia Católica. La madre de Ana lloró mucho, pensaba que quizás no iba a ser un matrimonio viable. “Éramos muy irresponsables cuando nos casamos, no sabíamos ni dónde íbamos a vivir después”. Dejaron a Jesús en la ceremonia, en la Eucaristía porque luego se dejarían ahí al Señor para vivir la vida a su manera.
Unos días antes de la boda, el padre de Alex le pregunta qué iban a hacer después de la boda. Le propone vender su coche para poder pagar la entrada del piso. No quería poder vender su coche pero finalmente lo hizo. Mientras tanto vivirían en casa de los padres de Ana. “Me sentía un soltero casado. Por ejemplo, 10 días después de mi matrimonio, estaba acostumbrado cada 24 de diciembre me quedaba de fiesta hasta el día siguiente al igual que el día del Año Nuevo”. Para Alex este tipo de situaciones eran normales. Ahí se empezó a tejer una relación de falta de amor y de compromiso en el matrimonio. “Fue el inicio de mucho dolor. A mí me empezó a venir un sentimiento grande de arrepentimiento y miedo. Sentía que me había metido en algo dónde ya no podría salir”, explica Ana. Ana se sentía sola y triste, a esto se le unía un sentimiento de rabia. Al entregarle las llaves del apartamento no tenía ilusión ninguna por comenzar esa nueva vida.
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