Wilson Tamayo viene a contarnos su testimonio y comienza preguntando: ¿Cuáles fueron sus cuatro de la tarde? Y es que resulta que en el evangelio de San Juan en el capítulo 1, versículo 39, se narra el encuentro de Andrés y de Juan con Jesús. Ellos habían seguido a Jesús porque Juan Bautista les había indicado que él era el Cordero de Dios. Jesús les preguntó: ¿qué buscan? ellos le preguntaron, dónde vives y el Señor les respondió: Vengan y lo verán. Juan, en este caso pone una cita particular que era: “Eran las 4 de la tarde”. Estamos hablando de Juan evangelista, el discípulo amado. Esa fue la hora en la que se encontró con Jesús. Fue ese momento glorioso en que Juan se encontró con el Señor.
Wilson pertenece a un movimiento llamado Lazos de Amor Mariano, un movimiento al que según explica, le debe mucho y sobre todo le debe ese encuentro con el Señor, esas cuatro de la tarde. Tenía 15 años entonces. Ya con esa edad, había empezado a alejarse mucho de la fe. Su familia era una familia católica, más bien tradicional. Más de tradición que de convicción. Acudían a misa de vez en cuando y lo mismo pasaba con el rezo. “Mis padres estaban preocupados en enseñarnos las lecturas, mi padre sobre todo me inculcó un profundo amor por la lectura”, explica.
Le apasionaba tanto la lectura que todos los autores que iba leyendo iba dejando en él un poso de aprendizaje y de alguna manera empezaba a cuestionarse aquellas tradiciones que había aprendido. Al mismo tiempo iniciaba la época de la juventud, una época en la que de alguna manera uno empieza a experimentar tedio por orar, por ir a misa y mucha curiosidad por las cosas del mundo. “Para rehuir de esa responsabilidad empecé a definirme como ateo, no lo era totalmente porque sabía que existía un Dios, caí en un ateísmo práctico”, sostiene. Comenzaba a acumular todas las cuestiones que tenían que ver con la leyenda negra de la iglesia, el tema de la inquisición y de las cruzadas por ejemplo.
Todos estos temas los utilizaba como argumentos para dejar de rezar. “Me iba cada vez alejando de la fe y acercándome a una vida muy mundana”. En estos años recuerda su primera borrachera de la que no tiene buen recuerdo. Tan sólo tenía 14 años. Sus padres estaban muy disgustados con él. “Recuerdo que este día elevé una plegaria y le dije al Señor, no sé si existes pero si existes, ayúdame porque ya desde hacía varios días estaba experimentando un vacío interior que nada lograba llenar”, reconoce.
No encontraba la razón de su angustia y estaba deseando que llegara el fin de semana para salir de fiesta. En este caso, Dios escuchó su oración y le dió a Wilson no lo que quería sino lo que necesitaba. “El 29 de abril del año 2000 fueron mis cuatro de la tarde”. Ese día, llega un primo a su casa, este primo había estado ya metido en algunos grupos de oración. Ese día, se sentaron a hablar a las 7 de la tarde y terminaron de hablar a la mañana del día después. “Me sorprendía que mi primo me contestara a todo lo que le preguntara con tan buenos argumentos”.
“Recuerdo que por alguna gracia especial, en ese momento, cada respuesta era como si fuera sanando cada duda de mi alma”.
Puedes seguir a Wilson y su apostolado aquí: https://www.instagram.com/wiltamayo/
Aquí puedes conocer el canal de Youtube de Wilson: https://www.youtube.com/@WilsonTamayo
0 comentarios