Martín Zavala viene a compartirnos el testimonio de lo que Dios ha hecho en su vida. Es mexicano y nació y creció en la iglesia católica. Conforme pasan los años a los 19 años se hace ateo y tiempo después unos testigos de Jehová van a su casa y acaba estudiando en esta secta. 

“Cuando era joven y me alejaba de Dios recuerdo con mucha visibilidad porque en la misa me empiezo a sentar en las bancas del final. Cada vez me alejaba más de Dios hasta quedarme en la puerta del templo”, explica. Lo que hizo fue aprender a hacer algo para contentar a su padre. Lo que hacía era dar vueltas alrededor de la iglesia y cuando salía la gente de la iglesia, era cuando volvía a casa. En ese momento decide que Dios iba a estar fuera de su vida y la gente que creía en Dios además pensaba que no estaba bien. Por eso, se fue enfocando en otros dioses. 

“Muchos ateos si creen, pero creen en dioses falsos. Mis dioses en esos momentos eran el estudio y el trabajo. Nunca estuve metido ni en drogas ni en otras adicciones”, comenta. Trabajaba tanto que recuerda un día, un 31 de diciembre, se encontraba también trabajando. Ese era su Dios y dónde Martín se aferraba. Por supuesto que ganaba más, pero el dinero se lo daba a su padre. Martín era una persona dedicada, y tenía unas notas excelentes en el estudio. 

Eran máscaras que ocultaban un gran vacío. Trabajaba y estudiaba pero sin sentido en la vida. “Un domingo llegan dos personas a casa, no sabía nada de Dios. Me gustaba mucho estudiar. Llaman a la puerta y me empiezan a hablar de Dios. 

Eran Testigos de Jehová. Tienden a incorporar ideas de científicos para que el que lo recibe perciba algo de mucho valor. Me llamó la atención”, recuerda. Como le gustaba mucho leer, se enganchó rápido. Estuvo sólo un año pero aprendió mucho en ese tiempo. Se pasaba el tiempo leyendo y estudiando  todo lo que ellos estudiaban. “Ya no creía en la Trinidad. 

No me bauticé. Menos de un año y llega a mi casa un amigo”. Llegó sin invitarle y le empezó a hablar de Dios pero de forma muy sencilla. Le decía siempre que Dios le amaba. Decía cosas tan extrañas para Martín como que leía la Biblia y la estudiaba. De hecho para orar o para hablar siempre estaba con la Biblia en la mano. “Me invitaron a un baile y no quería ir. En la fiesta vi que no tomaban alcohol. Antes del baile se juntan todos e hicieron una oración”. Eran detalles que a Martín le sorprendían. Termina el baile y sucede otra oración. Martín continuaba con los Testigos de Jehová, entonces fue un choque tremendo para el. 

¿Quieres conocer el testimonio completo de Martín? ¡No te lo pierdas!

Puedes seguir la escuela y las redes sociales de Martín aquí en su Escuela de Apologética online:  https://defiendetufe.com/

https://www.youtube.com/@escueladeapologeticadasm