Paula Sáenz Soto es artista de arte sacro, pero, ¿cómo llegó Paula de llegar a esta misión tan especial? Paula es de Costa Rica y desde pequeña ya le gustaba mucho la ilustración. Le gustaba coser y hacer muñecos. “Tenía ese anhelo de expresar lo que anhelaba mi corazón y plasmarlo en obras de arte”. 

Su familia entendió este gusto que tenía para el arte y le compraban todo lo necesario para impulsarla en esta pasión. En el colegio no fue fácil enfrentarse al resto de asignaturas. “Después de intentar salir adelante con los estudios. Me preguntaba qué hacer con mi vida si lo que me gustaba era el arte”. 

Decidió estudiar diseño publicitario y le encantó ya que podía crear y le enseñaban distintos tipos de técnicas. En su familia siempre se rezó el rosario y se iba a misa. No era la más devota del mundo pero siempre se respiró esa fe en su familia. En su caso, le faltaba ese enamoramiento, esa conversión total de tener de verdad sed de Jesús. “Estaba en una pequeña batalla ya que habían pasado ocho años de matrimonio y los bebés no venían. 

Me enfadaba mucho por no poder tener ese don tan grande. Fue una época dura en nuestra vida”, recuerda. Mientras tanto Paula trabajaba en un periódico dónde pudo entrenarse mucho en su profesión. Hubo un día en que sintió la necesidad de volar sola en su profesión y trabajar por su cuenta. Dejó el periódico dónde tanto había aprendido y comenzó su etapa profesional en solitario. Paralelamente sentía que tenía necesidad de Dios y no sabía cómo podía sentir más su presencia. 

“Rezaba y le pedía a San José. Guardé esa oración porque estaba llena de lágrimas. Le pedía mucho que pudiéramos tener un bebé”, sostiene. Pasó el tiempo y un 4 de enero llegó el milagro. Acudió a hacerse otra prueba más de las tantas que se hacía pero sin mucha esperanza. “El hombre del laboratorio me dijo que tenía la hormona del embarazo. Me costó tanto asimilar. 

Desde luego, era un milagro”, comenta. En este momento se preguntó cómo podía poner los talentos que tenía en favor de Jesús. Paula pensó que para conocer y amar a alguien había antes que conocerlo y eso hizo. “Todo a nuestro alrededor es un milagro. Empecé a estudiar a leer la palabra con guía, a ir a retiros espirituales dónde sí tenía una pregunta pudieran responderme. El Señor es muy sutil. Nos lleva de la mano”, reconoce.

¿Quieres conocer cómo termina esa preciosa historia? ¡No te la pierdas! Puedes seguir a Paula y solicitar alguna de sus obras aquí: https://www.instagram.com/paula_en_el_bosque/?hl=es