Salhua Serrano es madre y tiene un testimonio de conversión bello. Su padre ateo y su madre católica, se quedó embarazada a una edad temprana. Era una pareja muy joven. Salhua se cría con su madre materna, cantaba muchas alabanzas juntas junto con su madre. Su abuela vivía mucho la fe y aprendió mucho de ellas. “Recuerdo una infancia muy bonita. Sin embargo, cuando tenía 7 años mi madre muere en un accidente de tránsito. De un momento a otro nos quedamos sin madre. Nos quedamos cuatro hermanos sin madre”, recuerda. Con la persona con la que más vínculo tenía ya que su padre estaba siempre trabajando, se había marchado. No sabía cómo continuar su vida. La vida en el colegio parecía ir todo normal pero su vida cambió mucho y no tenía con quién compartir.
“Encontré refugio en una Virgen. La encontré en el centro del patio de los niños. La veía todos los días y le preguntaba por qué permitiste que mi madre se fuera”, recuerda. No veía sentido en por qué seguir viviendo si al final se iba a morir como su madre. Su madre era su centro. “Entendí a través de la Virgen que quién sí murió de dolor fue Jesús, su hijo. Empecé a tener una relación con él”. Creció con esa constante búsqueda de Jesús y María, así crece. Se volvieron pilares fundamentales en su vida. Su abuela con la que tenía un vínculo muy especial, muere a los ocho meses también.
En menos de un año, perdió a su madre, a su abuela y a un familiar que siempre estaba en casa pero que su padre decidió que se marchara. Agradece que sus padres eligieron que estuviera en una escuela católica. Comienza el colegio y en las actividades empieza a sentirse más segura. “Sentía que tenía que encargarme de mi vida sola. Mi coraza por fuera era dura. Tenía que mostrarme frente a los demás fuerte. Pero siempre estaba ahí la dulzura de María”. El colegio era su lugar feliz. Termina el colegio y empieza la universidad. La vida se comienza a desordenar. “Justo en esta época hace un viaje a Europa. Conocí muchas iglesias, fuimos a Roma.
Coincidió que el papa San Juan Pablo II ya estaba muy malito”. Sin embargo, hubo un momento en que anuncia que podía salir, y le pudieron ver cinco minutos. Para Salhua fue un verdadero regalo. Fue una época dónde conoció a una persona de la que se enamoró y se casó. Tenía unas ganas grandes de ser madre. Intentaban tener hijos pero no podían. “Descubrimos que no podíamos tener bebés. Fue un dolor muy grande. Esto quebró mucho la relación y se frustraba por no poder ejercer su vida como a ella le hubiera gustado. Regresó a su país porque tenía ese sueño perfecto y ese sueño se había diluido. “Me regresé avergonzada pero seguía casada por la iglesia con esa persona. Decidí alejarme de la iglesia y cambié de vida. Comencé una vida desordenada y de excesos”. Una etapa complicada en su vida.
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Puedes seguir a Salhua y su emprendimiento aquí: https://www.instagram.com/salhuaserrano/?hl=es
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