Gregorio vive en Toledo, está casado y tiene tres hijos. Cuando era niño recuerda que tenía fe pero era una fe muy descafeinada. Fue a los 19 años cuando empezó a tener problemas con la familia, consigo mismo, esa falta de sentido de la vida le hizo empezar a cuestionarse las cosas, quería buscar la verdad y de alguna forma buscar a Dios.
Una adolescencia que estuvo marcada por la soledad. Quería dejar atrás esa gran timidez que tenía para empezar a buscar grupos donde pudiera sentirse él mismo. Fue en unos ejercicios donde empezó a descubrir a Dios. “Estuve incluso en una comunidad misionera, parecía que no surgía mi vocación de una manera o de otra, pero después de un noviazgo tardío, me caso con 28 años”, recuerda.
La oración siempre fue un motor fundamental en la vida de Gregorio y le ha hecho acercarse al Señor de manera más profunda. “No me puedo imaginar sin la oración, por mis múltiples ocupaciones a veces no nos deja lugar pero con ella y con la misa sigue cambiando todo”, recuerda.
Él forma parte de la iniciativa del Rosario de Hombres, en este caso en la ciudad de Toledo. “Nuestra madre insiste en el rezo del Rosario y debemos responder a ello”, resalta. En las últimas apariciones de la Virgen, el Rosario cobra importancia. “Estamos en un mundo lleno de calamidades, nadie puede decir que la Virgen no nos esté avisando”.
El Rosario de Hombres surgió en Polonia dentro de un movimiento. “Surgió en 2018, el año pasado más de 2000 hombres recorriendo las calles de Polonia. El padre fundador dijo que esta iniciativa es una llamada de Dios”, recuerda. A Gregorio le gustó mucho esta iniciativa por lo que representa.
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