José Gallego es de Medellín (Colombia) y viene a contarnos su testimonio. Y es que José tardó 25 años de su vida sin dejar entrar al Señor en su vida. ¿Cómo llegó a conocer el amor de Jesús? Creció en una familia católica pero no practicante y desarrolló habilidades con la música. “Se me facilitaban hacker mezclas de audio, era como algo natural, lo estudié. Empecé a trabajar como DJ a los 14 años”, explica.
Pudo trabajar en la noche a lo largo de diez años siendo DJ pero en este mundo nocturno pudo experimentar y observar los excesos de la noche. Un día alguien le invita a una misa dominical y experimenta mucha paz, llora mucho. “Experimenté tanta paz que empecé a ir a misa cada vez más a menudo y así sanarme de este mundo que vivía en la noche”. Y es que la vida que vivía le conducía a dañar mucho su cuerpo y su mente propiciando que personas también llevaran esa vida de pecado y excesos.
“Comencé a sentir bastante angustia, un sin sentido de la labor que estaba realizando. A pesar de que veía que la gente disfrutaba con mi trabajo estaba vacío”, comenta. Hasta que un día comienza a sentir un dolor muy fuerte en la zona abdominal que le impide ir a hacer la presentación que tenía. Una persona le llamó para contarle algo que José eludía siempre. “Un día escuché a esta persona que me dijo que el día que no había acudido a trabajar habían irrumpido en esa fiesta unas personas y habían violentado a personas de allí”, comenta. Si podemos pensar que fue en este momento cuando se convirtió, tampoco lo hizo.
Estaba desconectado completamente de Dios y en este nuevo lugar al que fue con la nueva pareja que había conocido comenzó una vida desenfrenada de salir, beber y conducir coches habiendo bebido. Pero a la vuelta a su ciudad el mundo parecía haber cambiado, y es que tenía falta de trabajo, tenía ciertos problemas con su familia y su relaciones amorosas se comenzaron a deteriorar. “Salía a fiestas caras a pesar de no tener trabajo ni dinero. Ahora ya sí que sí empecé a experimentar un sin sentido de vida. Experimenté lo que dice el Evangelio de la mujer adúltera”, comenta.
Un día le llama una amiga suya y le habla de que acude a un grupo de oración llamado el Cenáculo. Ese martes se acuerda de esa invitación y decide ir. Entra en un salón y ve a varias personas con una luz tenue rezando el Rosario. Lo que pasó es que se quedó dormido al igual que cuando era pequeño. Pasaron dos meses y volvió a acudir al grupo que se celebraba en otro lugar diferente. “Sentí que me bajaba una lágrima”. A los ocho días volvió y la persona que estaba rezando el Rosario dijo: “Ven Espíritu Santo…Ahora sí que empecé a llorar sin parar desconsoladamente”, recuerda. La sensación con la que se fue es una sensación de paz y ligereza tremenda. José sabía que algo se estaba transformando en él, así que regresó.
¿Quieres conocer el testimonio completo? ¡No te lo pierdas, te sorprenderá! Puedes seguir a José y su apostolado aquí: https://www.instagram.com/josegallegop/?hl=es
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