Diara Mailen viene a contarnos su camino en la fe en sus 22 años de vida. Es de México y es la hermana mayor. Desde su inicio del matrimonio, sus padres siempre sirvieron en comunidades al Señor. Al llegar sus hermanas al mundo fue una gran alegría en ese crecimiento de la fe compartido. “Compartir estos momentos de alegría era una gran bendición para mí”. Da gracias por haber nacido en el seno de una familia católica. Sus primeros años en el Catecismo fueron clave para conocer a un Jesús cercano y amoroso. Cuando hizo la Comunión no era del todo consciente del verdadero significado.
Tiene muy presente las Navidades en su casa. Desde pequeña sus padres hacían que las navidades fueran inolvidables, ese encuentro con Jesús en el pesebre. “El ambiente cálido del hogar fue un momento también clave para conocer a Jesús”, reconoce. Pero no fue hasta su adolescencia cuando de verdad sintió el llamado de Dios para servirle para comenzar a buscar lo que quería y tenía en su corazón. “A los 12 años mis hermanas y yo nos interesamos por ser acólitas. No sabía lo que vendría después. El servicio al altar fue clave para conocer a Cristo”. Aunque olvidaba algunas cosas en el servicio, el hecho de estar con Jesús sacramentado le hizo comprender más este misterio de amor. A los 15 años el Señor también la llamó a ser catequista para niños. A través de ello, pudo descubrir el don de la paciencia y evangelizar a niños pequeños. “Había días que no tenía idea de cómo explicar a los niños ciertas cosas. Dios me ha brindado muchas habilidades y talentos”.
Desde pequeña le gustaba la música. Practicaba el teclado y cambió este instrumento por la batería. Le forjó su talento musical. Cuando entró a la secundaria le interesó también mucho el teatro. “Esto me ayudó a relacionarme mejor con los demás al igual que cuando practiqué danza. Fue clave para saber expresarme”. Al entrar a la secundaria se topó con situaciones dónde se puso a prueba su fe católica. Muchos amigos se fueron de su vida y pudo tener sus primeras experiencias amorosas. En algunos momentos sintió que le falló a Dios en ciertas cosas pero gracias a su madre y varias lecciones pudo entender que el noviazgo en Dios era lo más importante. En el año 2017 su familia y ella tuvieron la oportunidad de formar un coro familiar. “Alabar al Señor a través del canto de alabanza. Para mí siempre es algo renovado, cada domingo acudir a la Santa Eucaristía”. Durante su adolescencia entró en un nuevo grupo de jóvenes. Su madre se interesó por el carisma franciscano. “Mi madre nos animó a que entráramos”. Este grupo de jóvenes se llama Juventud Franciscana. “Es una fraternidad en dónde los jóvenes se sienten llamados al Espíritu Santo para participar de las enseñanzas de San Francisco de Asís para seguir a Cristo”. Fue algo totalmente novedoso para Diara. Aquí fue dónde tuvo un completo acercamiento con el Señor.
¡No te pierdas este bello testimonio! Puedes seguir a Diara aquí: https://www.instagram.com/diaramaylen/
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