El Padre José Ramón es sacerdote de origen español, nació en México pero lleva muchos años en Estados Unidos, más concretamente en el estado de Texas. Creció en Oaxaca (México) y con el paso del tiempo se fueron a vivir a la ciudad de Guadalajara. “Es un centro muy grande de vocaciones sacerdotales y religiosas. A pesar de la gente que ha abandonado la iglesia, es un seminario que tiene alrededor de 1500 seminaristas”, explica. 

Envían muchos sacerdotes al extranjero, a Estados Unidos, sobre todo a California. Ahí estudió con los jesuitas. Ahí realizó su bachillerato. “Siempre tuve inclinación a la vida sacerdotal. Me venía esta vocación por parte de la familia de mi padre”, comenta. Estuvo acompañado por los jesuitas y después ingresó en el Opus Dei. Pero había algo en él que le llamaba a hacer más. Qué más podía hacer en su vida sacerdotal, se preguntaba. 

En Estados Unidos había áreas dedicadas a los inmigrantes y los mexicanos. Ahí empezó todo. Y es que había un número muy elevado de hispanos católicos dónde se encuentra actualmente en San Antonio (Texas). Llegó allí hace ya 15 años y desde el primer momento comenzó trabajando con hispanos. Había que conocer la ciudad, la gente y la propia realidad de cada persona. “Ese era el reto para mí. Pero además con muy poco inglés aprendido. Me dijeron que en seis meses iba a terminar hablando bien el idioma”, recuerda. 

Mientras estudiaba el inglés iba empezando a hacer su ministerio pastoral. El primer ministerio que tuvo fue la catedral de San Antón. Una catedral que empezó siendo una capilla y fue creciendo con el paso de los años. Ahí estuvo tres años. Trabajó así con la comunidad mexicana. “Son historias de gente que tiene que salir de su país para ganarse la vida para sus familias. No tenían nada. El tesoro más grande que traen es el de la fe”. 

Estas personas buscan a la iglesia católica, buscan sus sacramentos. Muchas de las historias que traen son historias desgarradoras pero también llenas de esperanza. “Trabajé con un buen grupo de hispanos. Que se bautizaran o que regularizaran sus matrimonios en la iglesia. Al encontrarse con sus raíces católicas se les daba la oportunidad de encontrarse con Dios”. Se fue adentrando cada vez más en el conocimiento de ellos. 

“Fui asignado en áreas pobres. Una es un área de gente mayor con problemas importantes”. El servicio de la iglesia a los hispanos iba desde conseguir recursos económicos para ellos, hasta formarse en lo espiritual, organizar actividades, entre otras cosas. Algunas de estas comunidades, algunos miembros han pasado o siguen estando en la cárcel. “Hay un ministerio penitenciario muy grande en la diócesis de San Antonio, la iglesia atiende 35 centros.

¡Conoce la preciosa historia de vocación y servicio del padre José Ramón!