José Sánchez tiene 37 años y su vocación es Guardía Civil, es profesor, conferenciante y participó en La Isla de las Tentaciones. A través de las redes sociales también crea contenido. Es de Murcia y siempre ha tenido fe católica. Es el hijo mayor de una familia humilde. Siempre tuve claro desde pequeño que quería ayudar a los demás. “He tenido diferentes momentos dónde he experimentado que ayudando a la gente era más feliz. Cuando tenía 6 años salía antes de mi clase para ir a buscar a mi hermana. 

Esto se fue prolongando con el paso de los años”, recuerda. Conforme se ha ido haciendo mayor ha sido algo que ha perpetuado. Estuvo 5 años en el ejército del aire y cinco años después pasó a la Guardia Civil. “Este camino, siempre me ha llevado a Dios, en cada decisión que tomaba”. Hubo un momento puntual que recuerda perfectamente y fue cuando su madre tuvo una dolencia grande de la pierna. “Cuando iba a Murcia la veía realmente mal. En una llamada me dijo que ya estaba bien”, sostiene. 

Desde aquel momento la fe en José se afianzó. Siempre ha sido activo en la iglesia en la parroquia que le tocara más cerca. Esto condujo a que cada vez fuera a más. Muchas personas que ahora le conocen por redes sociales le comentan lo felices que son por ver la conversión que ha tenido pero José siempre ha tenido esa fe ya desde joven, siempre lo tuvo muy claro. 

Conforme ha ido pasando el tiempo, se ha sentido con el deber de compartir esa fe con las personas que le rodean. “Y es que si que tengo problemas, pero siento que Dios está conmigo. Los problemas se viven de otra manera”. En el camino de la fe José ha vivido dos momentos de inflexión. Uno de ellos fue por un boom que se produjo a través de una foto de la Guardia Civil. Le ofrecieron participar en diferentes programas, Gran Hermano, y distintos formatos televisivos. “Tuve una novia de la que estaba muy enamorado. Me ofrecieron participar en el reality de televisión La Isla de las Tentaciones, dónde se iba a fomentar el amor y el resto. En este camino de la fe, de la vida y del mundo hay dudas, miedos y tentaciones. Sin embargo, para mí siempre fue sencillo”, reconoce.

Y es que se reafirma en que nunca se ha dejado convencer por lo que ofrece el mundo. Las cosas del mundo son caducas y efímeras y como explica José “las cosas de Dios son para siempre. Mientras seamos buenas personas ayudando a otros lo habremos conseguido.  Ese es el verdadero éxito”. 

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