Seba es de Argentina, Buenos Aires, de Ciudad de la Plata. Nació en una familia católica, siempre yendo a grupos parroquiales. No obstante, Sebas iba porque le llevaban. Hasta los 16 años había desarrollado una fe como explica, en blanco y negro, una fe que no tenía un sentido, una razón. Un día resulta en la escuela, siempre se hacían retiros, convivencias, hubo una muy especial que consistía en que según como cada uno de desarrollara en ese campamento, te seleccionaban para misiones. 

Había un grupo de chicos, de animadores que llamaban la atención por su personalidad, por su carisma, por lo divertidos que eran. “Había mucha envidia y pelea por quién iba a ir a ese viaje. Pensábamos que iban a ser ellos, pero habían llevado alcohol”, explica. 

Sebas no conocía qué implicaba toda esa situación y se unió a la fiesta con ellos. En ese momento un profesor les avisa de que había un chico que se iba a quedar solo en una carpa, que se iba a quedar de alguna forma discriminado. “Del lado de los varones, le apartaban porque era gay”, relata. Sebas se cambió de carpa. 

Al día siguiente se entera que la carpa donde iba a ir a pasar la fiesta les habían prohibido ir a cualquier viaje de misión. Él se escapó por haber acompañado a aquel chico que habían dejado solo. “Me eligieron a mí para ir a esa misión. En esa misión que duró 15 días con jóvenes fueron días de mucho impacto y tuve un clic muy fuerte”, recuerda. En ese encuentro se dió cuenta que la fe fortalecía todas esas respuestas que los jóvenes reclamaban. 

“En esa misión me empecé a dar cuenta de la caridad de nuestra fe. Esa fe en blanco y negro se empezó a colorear a través de la caridad”, sostiene. Sentía ese acercamiento de la fe a través del acompañamiento y la escucha con el otro. Esa experiencia fue un antes y un después en la vida de Sebas. 

En la parroquia que estaba se empezaron a desarrollar diferentes apostolados. Cada vez que Sebas veía una persona en situación de calle localizaba una panadería y preguntaba si iban a tirar algo para dárselo. Los cartoneros en Argentina eran personas muy vulnerables.  “En ese momento me di cuenta que había dos tipos de fe. Los que piensan que existe Dios y yo y nadie más y otra más fraternal que tiene al otro como referencia”, resalta. 

Y es que desde el año 2018 pertenece a la pastoral social, donde asiste a las personas sin hogar. Además Sebas acude a las cárceles donde va como docente donde a través de la literatura, la escritura imparte clases para los presos. “Es una experiencia increíble de crecimiento personal, del conocimiento”, explica. “Ahí siento que está destinada mi fe”. 

¡No te pierdas este precioso testimonio! 

Aquí puedes acudir al proyecto de Pabellón literario con los presos: ​​https://www.pabellonmenteslibres.com/inicio.php

Puedes seguir todo su trabajo y apostolado aquí: https://www.instagram.com/sebaiako/?hl=es

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