Natalia viene a contarnos su testimonio de vida, una vida y vocación a la familia. Como todas las vidas, no es una vida perfecta pero siempre aporta. Es peruana pero vive en Piura, una región al norte de Perú. Está casada y es abogada en un colegio y está en permanente contacto con los padres por lo que además conoce sus preocupaciones. Natalia creció en una familia practicante. Sus padres se casaron muy jóvenes y entre todos sus hermanos ella es la única que está casada.
“Recuerda con alegría la vida en virtudes que sus padres le han regalado. “Esa transmisión de la fe de los abuelos a los nietos es muy importante”. Esta vida de infancia y juventud ha sido muy vivaz. La fe siempre estuvo muy presente en la familia. La visibilidad que tenía su padre en la casa era grande ya que además de ayudar a su madre en las tareas del hogar, aportaba mucha calma.
Creció en un colegio de monjas francesas así que con naturalidad iban a misa y se confesaban. Cuando terminó el colegio se llegó a plantear entregar su vida por completo a Dios como religiosa. “Al plantearme esto, se acercó a mí gente que me ayudó con herramientas para poder discernir más todo esto”, explica. Un tío suyo al enterarse que estaba en pleno proceso de discernimiento le ofreció un teléfono para poder conversar con una persona que le pudiera ayudar.
Cuando llama a esta persona le cuenta que vive muy cerca de la universidad dónde ella postuló para estudiar la carrera de Derecho. “Tocó a la puerta de la casa y me atendió con cariño, como si fuera una amiga más. Dentro de la casa había un pequeño oratorio. Regreso a casa con muchas ganas de plantearme entregar mi vida a Dios”, comenta. Continúa su camino muy cerca de la mano del Opus Dei. En paralelo iba conociendo chicas que querían dedicar su vida a Dios fuera del mundo consagrado. Fue una gran atracción para Natalia, así se involucra cada vez más.
A punto de salir de la universidad a través de un libro conoce al que hoy es su futuro marido. Dos años después se casan. “En este camino de enamoramiento también estaba Dios. Siempre iba conmigo la idea de esta vida religiosa pero retoma siempre la idea de qué quería Dios de mí. Dios nos da muchas luces y caminos para ver si él es el correcto con sus errores antiguos y nuevos”, sostiene. El compromiso más fuerte de Natalia es que su marido fuera al cielo y así transmitir esos mismos valores a sus hijos de manera natural.
Entre ellos conversaban de temas del enamoramiento, de los hijos y vió que él era la persona que Dios le había enviado. “Una de las ventajas que tienen mis hijos es la vida de piedad que hemos transmitido. No es que la formación me interese menos, mi prioridad es que Dios les ayude a ser felices. Que sepan acudir a la Virgen, que sepan reconocer que son débiles, que sepan amar a la gente con sus defectos…”.
Puedes conocer a Natalia aquí: https://www.instagram.com/mamacon1kinderencasa/?igshid=NjIwNzIyMDk2Mg%3D%3D
0 comentarios