En la tradición católica, el mes de noviembre se dedica de manera tradicional a las Ánimas del Purgatorio. Durante este período, se conmemora y se realiza oración por aquellos que han fallecido, especialmente aquellos que se presume están en el Purgatorio. Este último es un estado de purificación temporal en la vida después de la muerte, según la enseñanza católica.
La doctrina del Purgatorio evolucionó gradualmente en la teología católica a lo largo de los siglos y no fue establecida formalmente en un momento específico. Desde los inicios del cristianismo, los seguidores oraban por los difuntos y sostenían la creencia en la purificación de las almas después de la muerte. Algunos escritos de Padres de la Iglesia, como San Agustín en el siglo V, insinúan conceptos vinculados a la purificación post mortem. En esta devoción de orar por las Ánimas del Purgatorio influye la conmemoración de dos celebraciones litúrgicas; la fiesta de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos, que tienen lugar el 1 y el 2 de noviembre.
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