La soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza son las siete pasiones del alma que la tradición eclesiástica ha fijado como «pecados capitales».
¿Pero cómo surgieron? Cuando hablamos de los 7 pecados capitales, hablamos de una clasificación de los vicios que todo cristiano debe evitar para llevar una vida recta. Sin embargo, a diferencia de los 10 mandamiento, Dios no vino a darnos una lista de esos 7 pecado, de hecho, ni siquiera aparecen en la Biblia descritos y ordenados como tal.
En el siglo VI el Papa Gregorio Magno creó una lista de pecados, la cual posteriormente fue ordenada y reducida a 7 por Santo Tomás de Aquino quien les dio el nombre de capitales, un término no referido a la magnitud del pecado en sí sino a que son ele origen y causa de otros pecados. Para vencer a cada uno de esos vicios, Prudencio, poeta español que vivió en el siglo IV, plasmó en su obra «psicomaquia» 7 virtudes cuya práctica ayudaría a vencer los vicios.
Los dos pecados más importantes según Santo Tomás, ya que fueron los cometidos por Lucifer son: la soberbia y la envidia. La soberbia hace referencia al sentimiento de superioridad de uno mismo, únicamente se puede paliar practicando la humildad. La envidia: el envidioso siente pesar del bien ajeno y se mofa o genera dudas de quien triunfa o destaca. La envidia la superamos cultivando la caridad, pero no son los únicos que tenemos que tener en cuenta en nuestra vida.
¡En el video te presentamos los otros cinco!
0 comentarios