Mucho se ha oído de las almas del purgatorio y de su necesidad de oraciones, de aquellos que están en la tierra para purificarse y lograr encontrarse con el padre, pero…¿existen pruebas realmente de su existencia? Las recoge un museo peculiar en Roma, muy cerca del Vaticano.

¡Te contamos su historia!

En 1890 la capilla del Rosario en la zona de Prati sufrió un incendio. El sacerdote francés Vitori Jouet descubrió allí entre muros oscuros de restos del incendio una extraña figura humana con rostro triste y entre llamas. El padre Jouet se dió cuenta de que era un alma en pena que necesitaba de oraciones y tuvo una visión en sueños que le pedía montar un pequeño museo. Así, logró levantar en ese mismo lugar, la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús para el sufragio de las almas del purgatorio.

Desde entonces se dedicó a recorrer Europa en busca de testimonios y pruebas del purgatorio y localizó más de 280. De entre ellas, escogió 15 reliquias encontradas entre 1637 y 191, las que contaban con más certificaciones eclesiásticas. La prueba más antigua es la de la marca dejada por Chiara Schoelers, monja fallecida durante la peste en 1637.

La religiosa dejó sus huellas quemadas en el delantal de su compañera de la orden, Margarida Herendor. Algo más de 30 años después, el padre Cristóbal Wallbach fallecido 63 años antes dejó también la huella de un “dedo de fuego” que atravesó casi 80 páginas de un libro.

¡Conoce más sobre esta interesante historia!