Una de las advocaciones marianas que tuvo un lugar especial en el corazón de San Josemaría es Nuestra Señora de la Merced a quién pidió su intercesión en numerosos momentos de su vida. El 21 de octubre de 1946, el santo español volvió a Barcelona a agradecer personalmente a la Virgen de la Merced su intercesión, especialmente en temas relacionados al Opus Dei.
“A partir de aquel momento, las visitas a La Merced serían habituales, y han sido continuadas después por sus sucesores y por muchos miembros del Opus Dei. Como un hijo necesitado que pide ayuda a su Madre, volvió a la Merced a finales de los años 60, cuando el fundador del Opus Dei visitó numerosos santuarios marianos para rogar por la situación de la Iglesia”.
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