En mayo de 2006, el entonces Papa Benedicto XVI visitó el campo de concentración de Auschwitz y algo increíble sucedió en el momento en que comenzó a recordar y rezar por a víctimas del régimen nazi.
Poco antes de la ceremonia principal en la cual el Santo Padre brindaría un discurso para conmemorar los millones de personas que allí perdieron la vida, el cielo se puso gris y comenzó a llover.
Sin embargo, al momento en que iba a comenzar su prédica, el cielo cambió completamente, se despejaron las nubes y un bello sol comenzó a iluminar a los allí presentes. Mientras rezaba frente a las lápidas que recuerdan el holocausto en los principales idiomas de las víctimas, un arcoíris cruzó el cielo brindando una imagen que conmovió a muchos espectadores.
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