Richard Auciello era entonces un joven conserje de una parroquia católica, y aunque estaba enfadado con la Iglesia, como el sueldo por el trabajo era buena, asistía cada fin de semana a limpiar y vigilar el templo.
Sin embargo, una tarde de sábado, sucedió algo extraordinario que lo acercó a Jesús. Este es su testimonio. En un artículo publicado en Catholic Stand, Richard cuenta increíble historia de conversión.
“Yo estaba dentro de la Iglesia de San Antonio -comienza el relato- Yo no era católico y no tenía ningún deseo de convertirme en uno. En ese momento de mi vida, yo era anticatólico. Yo estaba allí porque yo era el conserje. Era mi trabajo palear la nieve de los escalones y limpiar el interior antes de la misa de cada fin de semana. Era un trabajo de medio tiempo que necesitaba; la paga era buena”.
“Un sábado por la tarde -continúa- estaba limpiando el interior de la Iglesia antes de la Misa de Vigilia. Era temprano en la tarde y me estaba tomando mi tiempo ya que me pagaban por trabajo, no por hora”. “Aunque no tenía ningún deseo de convertirme en católico, sabía que estaba en un lugar santo; simplemente podía ‘sentirlo’. Estaba buscando paz, orientación y significado. Era soltero, joven y estaba confundido acerca de algunas cosas ‘en la vida”, reconoce.
Y de pronto, mientras se encontraba en el templo esa tarde, comenzó a sentir una extraña sensación. “No tenía idea de lo que estaba pasando -relata Richard-; solo sabía que alguien más estaba en esa Iglesia ese día y se estaba acercando a mí. Estaba asombrado y desconcertado al mismo tiempo. Habría estado simplemente asustado si el mensaje me hubiera sido entregado sin paz y tranquilidad”.
Luego continúa: “Escuché una voz como mi propia voz que me respondía. Escuché cada palabra con claridad, pero no pude discernir la fuente, ni si el hablante estaba cerca o lejos. Pero alguien me estaba hablando de una manera tranquila y racional; el mensaje fue recibido con comprensión y entregado con paz y tranquilidad. Me vi obligado a escuchar”.
Inmediatamente, el joven supo que se trataba de Jesús: “Este primer encuentro con Cristo me impresionó y asustó tanto que dejé de orar, me puse de pie y miré alrededor de la Iglesia en busca de la ‘otra persona’. Al no encontrar a nadie, comencé a buscar desde el sótano hasta el campanario“. No encontró a nadie allí, pero sabía que la experiencia había sido real.
“Por supuesto, este fue un punto de inflexión en mi vida y el comienzo de mi conversión al catolicismo, aunque no lo sabía en ese momento en mi caminar hacia Dios”, recuerda Richard.
“Dentro de un par de meses de mi primer encuentro con Cristo en el Santísimo Sacramento, comencé mi instrucción catequética. Y fue a través de esta instrucción que llegué a comprender por la razón y la fe no sólo el significado de Cristo en la Eucaristía, sino también el significado del Cristo vivo, a través de las Hostias consagradas, verdaderamente presente en cada tabernáculo, en cada Iglesia católica en el mundo hasta el fin de los tiempos”, concluye el relato.
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