Desde el paso del huracán Otis, que tocó tierra el pasado 24 de octubre, la prioridad de la Iglesia ha sido atender las necesidades de las personas damnificadas.
El padre Víctor Nuñez, párroco de la Sagrada Familia, en la Arquidiócesis de Acapulco, compartió cómo la Iglesia se ha unido para brindar ayuda y acompañamiento a las víctimas y sus familiares.
Tan solo en la parroquia del sacerdote han fallecido 11 personas a causa de Otis. Comentó que su parroquia, así como el resto de las viviendas de la cuadra, quedaron devastadas. La parroquia de la Sagrada familia ha encontrado la manera de continuar celebrando la Eucaristía y acompañando a las personas que han perdido a un ser querido. El Padre Víctor compartió que familias enteras fallecieron sepultadas por los escombros, mientras otras personas fueron arrastradas por la corriente o perdieron la vida en el mar.
«La atención espiritual se ha dado constantemente, todos los días en la Eucaristía y donde se ha podido. Las personas acuden al templo para ser escuchadas, ya sea en las visitas que hacemos en las capillas o en las comunidades más afectadas». Los sacerdotes de la diócesis continúan realizando visitas a los enfermos y a las familias que han perdido a un ser querido. «Lo más triste ha sido ver el dolor de las familias que lo han perdido todo: sus familias, patrimonio y trabajo». Compartió la historia de Cándido, un feligrés de su parroquia que perdió a su familia con el paso del huracán.
«La noche que Otis tocó tierra, Cándido se encontraba cuidando de su padre enfermo en el hospital. A la mañana siguiente volvió a casa para reunirse con su madre, su hijo único de 16 años, sus dos hermanas y sobrinas; y al llegar encontró que su casa había sido sepultada por un deslave».
«Al levantar el escombro y el lodo, los encontraron debajo de una mesa, todos abrazados. Fallecieron seis personas en ese lugar». Además de la Eucaristía, celebrada en la calle a causa de los daños en la parroquia, se colocaron las cruces de sus familiares fallecidos en un pequeño muro que fue el único fragmento de su casa que quedó en pie.
«Aunque en Acapulco se ha frenado la mayoría de las actividades pastorales, la vida en la parroquia sigue; la gente se ha movilizado para empezar a reparar los templos y acondicionarlos para celebrar la Misa». Las diócesis de México y asociaciones como Cáritas han trabajado constantemente para hacer llegar la ayuda a los más necesitados. «La Iglesia está muy unida en la oración, empezando por el Papa Francisco que ha pedido mucho por nosotros y ha alentado a la comunidad en el mundo para que oren por nosotros y también ha motivado la ayuda económica o en especie».
Oremos por las víctimas del huracán Otis.
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