San Ignacio nació en el castillo de Loyola, en Guipúzcoa, al norte de España. Fue bautizado con el nombre de Iñigo de Loyola, y después de estudiar en París (Francia), tomó el nombre de “Ignacio”. Los padres del santo pertenecían a antiguas familias nobles del País Vasco.
En el siglo XVI, la situación sociopolítica era sumamente violenta en el País Vasco, ubicado al límite con Francia. Como algunos nobles de la época, Ignacio era conflictivo, violento y vivía una sexualidad irresponsable.
Antes de convertirse al catolicismo, el santo era un soldado español con antecedentes policiales relacionados a peleas nocturnas.
En el año 1519, cuando tenía 28 años, San Ignacio exigió que su pequeño grupo de soldados luchara contra 12 mil tropas francesas en Pamplona, España.
Durante la batalle, recibió una bala de cañón en las piernas, que le destrozó una de sus extremidades y dañó gravemente la otra. Sus heridas lo obligaron a pasar un largo período de recuperación en la casa familiar Loyola, tiempo en el que cambió su vida para siempre.
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