Estos deportistas conocen a la perfección lo que es estar en la élite, saborear triunfos, ganar mundiales y ser reconocidos por la afición. Pero también saben muy bien que hay llamadas más grandes que vale la pena seguir. Estos son algunos ejemplos de atletas que escribieron una brillante página en la historia del deporte y que no dudaron en dejarlo todo para vivir su vocación.

La llamada a la vocación religiosa es inevitable, no se puede ignorar ni posponer. Hay situaciones que impactan, incluso situaciones que estaban en la cima del deporte pero no dudaron en cambiar su trofeo por un alzacuellos o convertirse en monjas y dedicar su vida a Dios. Estos son algunos ejemplos de atletas que escribieron una brillante página en la historia del deporte y que no dudaron en dejarlo todo para vivir su fe.

Una de estas personalidades del mundo del deporte es el defensa central estadounidense Chase Hilgenbric quien jugó en varios equipos de su país y de Chile, pero un día a los 26 años de edad anunció su retirada para ordenarse sacerdote y sin dar mayores explicaciones s sumergió en la religión. Hoy es capellán en un templo estadounidense. En los juegos olímpicos de Nagano en Japón, la velocista estadounidense de sólo 17 años deslumbró al mundo del deporte.

Más de uno, se atrevió a pronosticar una carrera exitosa para Kirstin Holum. En el año 1998 quedó sexta en la competencia de velocidad de tres mil metros. La que es conocida ahora como la hermana Catherine de las hermanas franciscanas de la renovación, comenta que «el patinaje de velocidad era una inmensa parte de mi vida. Todavía me encantaba el deporte, pero tuve esa llamada increíblemente fuerte que me decía que era tiempo de seguir por un camino distinto en la vida».

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