“La fe es más fuerte que la guerra. Todos los días perdemos algo de nosotros, ya sea casas o personas. Estamos orando desde el fondo de nuestro corazón y pidiendo a Dios que nos dé paz y justicia en nuestra Tierra Santa.
Ayer, recibí un mensaje antes de que comenzara la Misa de que mi casa había sido bombardeada y destruida por las fuerzas de ocupación. Al principio me sentí muy triste y decepcionado, pero luego me di cuenta de que nuestras vidas son mucho más importantes que cualquier otra cosa.
En la santa Misa recé intensamente a Jesús y le pedí que me diera más fuerza y fe para llevar adelante adecuadamente mi situación. Considero y creo que la Santa Iglesia es mi primer y último hogar y luego viene mi hogar que ha sido destruido. La Iglesia será siempre mi hogar y Jesucristo permanecerá en mi corazón dondequiera que vaya.
Seguiremos orando, ayunando y agradeciendo a Dios por todo lo que ha hecho por nosotros mientras estemos vivos. Nos sacrificaremos por Jesús como Él se sacrificó por nosotros. La esperanza y la determinación son más fuertes que cualquier guerra que esté sucediendo en nuestra Tierra Santa.
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