El domingo 11 de agosto finalizan los Juegos Olímpicos con una ceremonia de clausura sobre la que empiezan a filtrarse detalles, como que Thomas Jolly es el responsable de la inauguración.
La clausura, que ha titulado «Records», se vende como una mega gala visual y tecnológica que involucra a más de 100 artistas (acróbatas, bailarines, estrellas circenses y cantantes internacionales), con mucha tecnología y aspectos aéreos. Tiene lugar en el Stade de France, con capacidad para 80.000 asistentes.
Se dice que se homenajea «cuando la arquitectura formaba parte de las Olimpiadas». Cuenta la historia de un mundo futurista donde los Juegos Olímpicos han desaparecido. Probablemente unos héroes o un espíritu olímpico los rescate. Es más fácil sospechar que los malos tengan pinta de cristianos a que se parezcan al Ojo sin Párpado de El Señor de los Anillos. Dice que ha diseñado un show en el que los Juegos Olímpicos desaparecen de nuevo y entonces viene alguien y los encuentra.
Actuarán dos grupos musicales franceses con tirón internacional, el grupo Air y el grupo Phoenix.
Además, el actor Tom Cruise simbolizará el paso del relevo entre París y los juegos de Los Ángeles. La estrella participará en una secuencia de acción y riesgo de siete a ocho minutos organizada por los estadounidenses justo antes de los discursos protocolarios. ¿Promoción de la Cienciología, en la que milita Cruise, precisamente contra una Francia que ha sido muy estricta e insistente contra esta organización sectaria?
Queda por ver cuánta ideología woke, abortista, polisexual, anticristiana y feísmo queer se inocula en esta nueva dosis, o si se habrá rebajado un poco ante las quejas de un público mundial harto de ser insultado y adoctrinado.
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