Sandra Rivero es una misionera argentina que canta. Tiene 39 años, nació en el norte de Argentina pero se vino a Córdoba a estudiar. En su casa vive al lado de una iglesia, como dice, su vecino es Jesús. Desde niña tuvo claro que su amigo primero era él. “Yo me iba a visitar a mi vecino. Ahí dí mis primeros pasos en la Iglesia. Iba con mi hermana”, explica. Empezaba a llevar a la gente a rezar. Tuvo un gran amor por María. Lo primero que aprendió fue a rezar y a partir de ahí ya comenzó a cantar. Esa fue su tarea a lo largo de mucho tiempo. “María me atrapó mucho. Mi madre pertenecía a la Legión de María. Fue mi primer amor, la Madre y el Rosario”.
Comenzaba a rezar el Rosario. Así empezaron a rezar en familia y en el cenáculo también invitaba a otros niños de su barrio para que rezaran. Le gustaba formar grupos de oración. Estos fueron sus primeros pasos. El Señor le siguió llamando con 17 años. Quiso ser catequista y ya después comenzó a ayudar en la catequesis. “Tuve un primer llamado a la misión con los jóvenes, me llamaba a entregarles el amor por la Palabra y la entrega.
El misionero y al Señor siempre hay que decirle que sí”. Comenzaron así con los caminantes, como así les llama Sandra. Fue un grupo y una etapa muy bonita. “Ahí el Señor me fue forjando. Después el Señor me fue pidiendo un poco más”. Se consagró como misionera y acudía a los rincones más ocultos. En el año 2001 conoció a su media naranja y es la otra parte del equipo de evangelización. Estuvieron de novios 13 años. Se acompañaban juntos mientras hacían misión. Aquí viene la segunda etapa. A su madre le viene una serie de enfermedades que se le juntan. Su madre se queda sin caminar. Aquí comenzó a escribir. Le escribía a Jesús. “Esta escritura era en momentos de plegaria, llegué a pesar muy poco en este momento tan difícil. No tenía ganas de nada. Dejé todo”, recuerda. Fueron tiempos muy complejos dónde por supuesto tenía miedo a la muerte. “Descubrí el poder del enfermo y de la oración”. Su madre empieza a recuperarse. El milagro se fue obrando.
¡No te pierdas este precioso testimonio! Puedes seguir a Sandra aquí: https://www.instagram.com/sandrariverook/
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