Testimonio de conversión: De la infidelidad y grandes cruces a sanar con Jesús

Ago 20, 2024 | TESTIMONIOS CATÓLICOS

Janeth Martínez Niño se considera una mujer normal y corriente nacida en una familia numerosa, su padre era militar y les inculcó una educación muy férrea. Su madre era una mujer humilde y sumisa. Se casó muy joven, a los 20 años. Recibió una educación de fe pero por tradición, veía a un Dios más castigador que al Dios amoroso. Su esposo era un hombre sencillo y eran estudiantes cuando se conocieron. Se queda embarazada muy pronto. Tuvo tres hijas. “Tenía un matrimonio muy difícil. Mi marido estaba muy metido en cosas de la calle. Estábamos muy distraídos”, reconoce. 

A sus hijas considera que las educó con un vacío espiritual e idolatraba a su marido. Estudió pedagogía, todo esto le ayudó a construir una base sólida para la misión que el Señor le encomendara después. Había dejado de lado el crecimiento en la fe. Había educado a sus hijas sin ese tesoro de la fe. Dios le permitió entender que ese esposo que había considerado un ídolo lamentablemente no era su Dios. Siempre fue la esposa del estudiante. La mujer que se quedó por debajo en un nivel profesional por dedicarse a la familia. 

A los 15 años salió de la empresa para la que trabajaba y ahí fue cuando el Señor la llamó fuertemente. Así, comienza una historia de amor en Cristo Jesús. “Fui a buscar a Dios para hacer su voluntad, no había experimentado su amor. Había sido una persona que había estado mendigando amor a una persona que no me correspondía”. Comprendió que tenía en su esposo su cruz padeciendo la infidelidad y la adicción al alcohol. Aún así entendió que en algún momento Dios transformaría la vida de su esposo pero no sabía cuando. Un día le proponen formar un grupo de oración junto a los matrimonios, pero su esposo siempre estaba trabajando. 

“Entramos en una quiebra. Mi esposo se fue de casa y me quedé con una hija de 15 años en la calle”. Así un día llega a su vida una amiga cuya vida había sido complicada. Cuando se quedó embarazada, su pareja no quería saber nada de ella. Su amiga decide un día suicidarse cuando Janeth había tenido a su tercer hijo. En ese momento Janeth tenía una espiritualidad muy tibia. “Le dijo que no se suicidara porque Dios estaba con ella. Le dije que se tomara un vaso de agua y rezara a su ángel de la guarda”. 

Puedes seguir el apostolado de Janeth aquí: https://www.instagram.com/oficialfuncreo/

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