Verónica es de Colombia y tiene dos hijos. Está felizmente casada pero no siempre fue así. Viene de una familia católica convencida. Su madre es creyente de verdad, de buscar a Dios y de hacer su voluntad, su abuela materna también. Sus padres comienzan a tener problemas en el matrimonio. Verónica nació unos años después, fue un bebé deseado. A pesar de ello los problemas en el matrimonio persistían, su padre era muy fiestero. Era una relación compleja.
“Cuando nací siguieron los mismos problemas y peleas. Había violencia intrafamiliar de mi padre a mi madre”, explica. Creció en esta familia. Antes de que cumpliera tres años Verónica, sus padres se separaron. Ella ha tenido una relación con su padre toda la vida, pero no vivía en la misma ciudad ni tenía contacto permanente. Como su madre siempre tuvo a Dios en el corazón, fomenta esa cercanía de sus hijos con el padre. Le inculca a Dios a pesar del poco tiempo que tenía.
Creció muy sola porque su madre estaba trabajando constantemente. Era una vida muy solitaria. Se generó en ella una serie de inseguridades en su personalidad. Tuvo una primera relación que se terminó. En la universidad tuvo otra relación importante pero muy tóxica, era una relación muy físico. “Era un juego muy tóxico. En mi caso descubrí que lo que buscaba era compañía, tener a alguien a mi lado.
Me conmovía con el Señor perro mi herida de soledad y abandono era más fuerte que eso”, reconoce. El novio de aquel momento se volvió el centro de su vida, todo lo hacía con él. A esto se sumaba a la libertad que imperaba en esta época. Él veía en Verónica como un trofeo. La propia Verónica también se sabía atractiva, utilizaba esta belleza física, como si fuera un intercambio para no sentirse sola. Así Dios pasó a otro plano, no le importaba tanto. Hacía cosas que sabía que no estaban bien para Dios. “La sexualidad es hermosa vivida en el orden adecuado. Nosotros lo desvirtuamos”. No sabía que tenía heridas emocionales, heridas de la infancia. Le importaba mucho estar bien, ser bonita porque sabía que era la manera de llenar ese vacío para estar con alguien. “No es algo bonito, uno se siente como utilizado”.
¡No te pierdas este precioso testimonio! Puedes seguirla aquí: https://www.instagram.com/veronicauriberamirez/
0 comentarios