Silene es colombiana y tiene 23 años de estar ya en España. El Señor le ha traído hasta España. Tiene un esposo y dos hijas. Viene de una familia muy creyente, su madre era muy católica y le enseñó muchos valores. “Parece que heredé todo ese misterio de Dios por mi madre que me enseñó muchas oraciones”, explica. En el año 2020 fue el año de la pandemia y ese año fue un año bastante perturbado a nivel familiar.
A comienzos de enero tuvo problemas con su esposo. Viajó a Colombia porque a su madre la iban a operar. La cirugía era para curarla y la cosa se complicó. Fue en el año de la pandemia y los países se cerraron y tuvo que quedarse en Colombia. “Nos dan la noticia de que mi madre tiene un cáncer muy agresivo. Empiezo a tener esa lucha con el Señor. Me preguntaba por qué Dios me hacía esto”, explica. Sentía como si de repente le hubiera quitado todo lo que quería, su esposo, su madre y sus hijos.
También hubo conflicto familiar en parte de su familia. De un momento a otro esa paz familiar se desmorona. A raíz de mucho estrés a su madre le hacen otra intervención dónde le extrajeron el tumor. Pero no se curó. Su madre cada día empeoraba más. Desde que operaron a su madre hasta que falleció pasaron 9 meses. “Mi madre era una persona muy amorosa. Me marcó mucho. El día que ella falleció sus vecinos le hicieron un homenaje en su barrio”, recuerda. En el transcurso de la enfermedad de su madre, ese estrés familiar le provocó a Silene un ictus dónde se le paralizó una parte del cuerpo.
“En ese momento no quería hablar con mi esposo por todos los problemas que habíamos tenido”. Su madre siempre le aconsejaba para que no tuviera rencores. Para ella fue muy doloroso también porque no podía salir del hospital. Estando Silene en la sala de cuidados intensivos tuvo una aparición. “Cuando estaba en la camilla de repente veo una señora al pie de camilla y una luz muy resplandeciente. Pensaba que eran sueños. Le preguntó quién era y me dijo que era nuestra Señora. Era blanca e inmaculada”. Se puso a llorar porque pensaba que era producto de la medicina o del propio ictus. “Me dió la misión de rezar el Rosario. Me dijo que era la Virgen del Rosario de Fátima”.
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