Elena María nació en México. Hay una persona que ha estado muy presente en su vida y es la Virgen María. Cuando nació tuvo muchos problemas para respirar. Su madre la consagró y el resultado es que está aquí para contar su historia. De ahí su nombre. Su abuela se llamaba Elena y le añadieron María en homenaje a nuestra Madre. “La Virgen ha estado conmigo desde los inicios de mi vida”. Su infancia transcurre con silencio, algo que valora mucho. Vivía en un pueblo muy sencillo dónde se jugaba y se oraba. Ha tenido la gracia de recibir la fe de sus padres. Creció conociendo del Señor. Al ser su familia muy religiosa también se le desarrolló muchos escrúpulos, es decir el miedo a pecar. 

“Esa era la semillita que el Señor había puesto en mi corazón para tener una relación real con él”. Tuvo momentos muy bellos con el Señor en el catecismo. Cuando era niña le gustaba estar a solas, pensar en Jesús y cantar. Sus primeras oraciones eran cantándole a Jesús. Pasaron los años y llegó la adolescencia. Estaba con su hermana en la parroquia y llegan dos amigos sacerdotes en aquel momento seminaristas. Las invitan a formar un coro. 

“Formar parte de un coro conlleva una audición. Tanto mi hermana como yo dijimos que sí y empezamos a cantar todos los sábados en una capillita”. Durante cada sábado de su vida el Señor fue cuidando esa semilla y abonándola. En cada sermón aprendía mucho. Elena María da mucho valor a la escucha. El ministerio de ellas era muy sencillo. Cumplían el objetivo pero el Señor quería llevarlas más allá. En ese momento eran siete jóvenes en el grupo. “Valoramos la riqueza de la palabra, escucharla. Preparábamos la misa con mucha dedicación. En cada ensayo caíamos en la oración”, recuerda. Esa fue una etapa maravillosa en su vida que tiene todo el sentido para lo que hoy vive. Fue la primera que empezó a distanciarse del ministerio porque se va a estudiar. No interrumpió el servicio pero no tan frecuentemente. Sintió la llamada a ser religiosa. 

“En ese momento de discernimiento viví un retiro de Pentecostés. Tuve un encuentro con Dios muy grande. Fue ahí dónde me dí cuenta que Dios sabe quién es cada uno de nosotros”. Se dió cuenta que Dios estaba muy cerca, Dios le permitió sanar sus escrúpulos, algo con lo que realmente sufría. Fue una experiencia muy hermosa. “Algo que me compartió fue el poder cantarle. Supe que el Señor tenía una llamada para servirle con la música”. Como no veía claro lo de ser religiosa le pedía respuestas también como misionera. Siempre le proponía al Señor sus propios planes. “Esto no se dió. Seguí cantando”. Así comienza a formar parte de otro ministerio. Estaban escribiendo nuevas canciones y alabanzas. Una vez más le toca personificar a la Virgen María. En ese momento empezaba su noviazgo con el que hoy es su esposo. 

¡No te pierdas este bello testimonio! Puedes seguirla aquí: https://www.instagram.com/elenamaria.oficial/

https://www.youtube.com/channel/UCM86G9UZYN4A7Sv6ngJf_6Q