Vanya Thais es periodista y católica. Está cumpliendo su sueño de combinar la política con la comunicación. Tiene dos santos que son referentes para ella y son San Agustín y San José María Escrivá de Balaguer. “Descubrí la fe como don después de una gran caída”, explica.
A los 17 años tuvo una época de rebeldía muy grande. En parte cree que ha sido por el bombardeo postmoderno en el que todos estamos inmersos. Como no había pruebas racionales de que Dios existía pues quizás ahí se colaba la gran duda. A su padre siempre le tuvo un respeto muy profundo, siempre tuvo una forma muy asertiva de hacerle entender las cosas. Con su madre nunca se llevó tan bien con ella en ese sentido, ella no tenía esa paciencia y esa forma de comunicar. “Mi madre generó una fricción, no me explicaba el por qué de las cosas. Me rebelé ante ella y todo lo que representaba”, reconoce. Y es que quería salir, experimentar, y hacer lo que los amigos hacían.
A los 21 años se rebela y decide irse de casa. Esto le dolió mucho a ella. Fue una ruptura entre ellas. No quería hablar con ella porque sabía que en el fondo tenía razón. Empezó a vivir entre muchas fiestas. Entre semana sin embargo siempre fue responsable y hacía su trabajo de la mejor forma posible. En ese momento se enamoró de un chico que nunca quiso formalizar nada con ella. Terminó con el corazón roto. “En el mundo que me rodeaba me empujaron a probar con chicas y como había una chica que estaba detrás mía lo probé equivocadamente. No sólo no duró nada sino que tampoco fui leal porque a mí me gustaban los chicos realmente”, reconoce.
Un día cuando estaba bebiendo y regresando a casa, desfallece en casa y cuando se despierta, se despierta con su propio vómito. De repente viene una mujer y la ayuda para que pueda vomitar en condiciones. Después se sienta bien para poder agradecerle pero esa persona ya no estaba ahí. Preguntó a su amiga y le dijo que ella se había quedado a dormir con su novio.
Se asustó con este acontecimiento y decidió que debía llamar a su madre. “Pido a mi madre acudir a misa y tenía esa necesidad de ir a confesión. El tema de los excesos y todo lo que había vivido”. Cuando llega a la iglesia le explica al sacerdote que no sabe si Dios le iba a perdonar por todo lo que había hecho. “El sacerdote me dijo que ese día era el día de la indulgencia plenaria, que Dios me iba a perdonar si le pedía perdón de corazón”, explica. Y es que, ella desde joven tenía una fe cimentada. “En toda la misa no dejé de llorar, en la comunión tampoco podía parar. Fue muy doloroso”.
¡No te pierdas este impresionante testimonio! Puedes seguir a Vanya Thais aquí: https://www.instagram.com/vanyathais/?hl=es
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