Los cristianos recibimos de la Iglesia la Palabra de Dios escrita y las enseñanzas de Cristo por medio de los Apóstoles; recibimos los sacramentos que dan vida; los ejemplos de santidad, y el Magisterio seguro e infalible en las verdades de fe moral.
La Iglesia, además de enseñar con autoridad, puede también imponer preceptos a sus miembros para ayudarles al mejor obrar y a santificarse; estos preceptos son obligatorios.
El Magisterio de la iglesia tiene competencia en materia moral.
El Papa y los Obispos tienen este Magisterio en materia moral porque, como maestros auténticos, deben predicar al Pueblo de Dios la fe que debe ser creída y aplicada en las costumbres y cuestiones morales.
La infalibilidad del Magisterio de la Iglesia también se extiende a la moral.
La Iglesia puede imponer preceptos a los católicos, para ayudarles a cumplir ciertos deberes y a santificarse.
¿Cuáles son los principales preceptos de la Iglesia?
Son cinco:
- Oír misa completa en domingos y fechas de guardar. Cada domingo recordamos la resurrección de Jesús, y nos reunimos en comunidad para escuchar el mensaje de amor que se nos brinda.
- Confesar pecados mortales al menos una vez al año y en peligro de muerte. En caso de comulgar, se debe cumplir con la penitencia.
- Comulgar al menos en Pascua de Resurrección. La Pascua es el corazón mismo de nuestra fe, la celebración más grande, pues Dios ha vencido a la muerte. Nos unimos a la fiesta con el corazón limpio y dispuesto a amar a Jesús.
- Ayunar y abstenerse de comer carne de acuerdo con el mandato de la Santa Madre Iglesia. Es una forma de tener bajo control nuestros instintos y hacer una ofrenda de sacrificio a Jesús.
- Ayudar a la Santa Madre Iglesia en sus necesidades de acuerdo con nuestras capacidades y colaborar para la manutención de nuestra comunidad católica, a fin de seguir expandiendo el Reino de Jesús en la Tierra.
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