El padre Juan Razo nos viene a contar el testimonio de lo que el Señor ha hecho en su vida. Es mexicano y pertenece a la diócesis de Saltillo en México. Es el mayor de una familia de cuatro hermanos. Su madre falleció y su padre aún vive. Entró al seminario diocesano en el año 1985. Acababa de cumplir 13 años y se encontraba cursando la secundaria. El párroco hizo la invitación a todos aquellos que estaban en la misa para asistir al pre seminario. Para estar en la casa dónde se forman los futuros sacerdotes, para conocer más sobre la vocación sacerdotal y hacer un discernimiento.
Cuando escuché esa invitación en esa época formaba parte del coro de niños de la parroquia. “Estaba empezando a ser acólito del sacerdote. Me llamó la atención y pensaba que esa invitación era para mí”, recuerda. Así, asistió al pre seminario y allí los sacerdotes le explicaron con una mayor profundidad lo que significaba ser sacerdote. Al finalizar este pre seminario se le comunicó que había sido seleccionado si quería ingresar al seminario diocesano.
Inmediatamente tomó la decisión de ingresar, regresó a su casa y habló con sus padres. Sus padres le permitieron ingresar en el seminario. Estuvo seis años en el seminario menor. “De los años más felices que recuerdo fue el que viví en el seminario menor. Tuve excelentes formadores que nos enseñaron la disciplina, a amar a Jesucristo y nos dieron un ambiente muy sano para crecer”, cuenta. Nunca se arrepintió de haber entrado tan joven, todo lo contrario, se siente bendecido.
Así pasa a la siguiente etapa de formación que se llamaba curso introductorio. La intención de este curso es la de fortalecer principalmente la espiritualidad y profundizar en la espiritualidad sacerdotal. Para los sacerdotes diocesanos el curso introductorio es como el noviciado para los religiosos. “Una experiencia que se vive intensamente porque se vive únicamente con los compañeros de grupo, con formadores para ese grupo con un acompañamiento muy cercano”, explica el padre. Allí pudo profundizar en la vida espiritual, en la oración, en la vida comunitaria y se empieza una pequeña introducción a la Filosofía y la Teología.
¡No te pierdas el inspirador testimonio de vocación del padre!
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