Amparo es una mujer de Ecuador que lleva un apostolado muy bonito llamado ‘Creciendo contigo Mujer’ que ayuda a mujeres embarazadas, un movimiento de apuesta por la vida. Hoy, viene a contarnos su historia que no siempre estuvo cerca del Señor. Ella, era feminista y apoyaba el aboorto cuando trabajaba en Naciones Unidas.

Amparo es la única nieta en mitad del resto que eran varones. Cuando su madre se queda embarazada se lo comunica a su abuelo que lo recibe como un verdadero regalo para él. Su abuelo era de misa diaria y de rosario diario, algo que le traía problemas con su abuela. “Mi abuelo era el patriarca y nos decía que Dios era el primero en todo. Siempre se mantuvo firme a pesar de tener problemas con mi abuela. Una vez al año nos obligaba a consagrarnos”, recuerda. El abuelo les llevaba en autobús para la consagración y en el trayecto animaba a todos a rezar el rosario. Tenía un gran amor a la Virgen María.

“Cuando llegábamos al santuario mariano, después de la misa, mi abuelo siempre estaba pendiente de los sacerdotes para que no les faltara nada. Junto a mi abuela tuve 17 consagraciones a la Virgen María”. Está segura que estas consagraciones fueron clave para que ella volviera a la Madre Iglesia. 

Ya desde joven comenzó a alejarse de la fe. Hubo una anécdota que ocurrió en el centro educativo al que iba y fue una pelea que tuvo con una religiosa. Por su mala conducta la expulsaron. Pudo volver al colegio pero con la condición de que cuando finalizara el curso se tenía que cambiar de escuela. Ese cambio de colegio fue a un centro evangélico. Allí los pastores les iban cuestionando la fe católica. Amparo como no tenía formación para argumentar todo lo que le decían, se hizo atea como una manera de defensa.

Como nada funcionaba en el colegio, su padre optó por probar con el deporte. Ingresó en un equipo de basket. Así es como empieza a juntarse con activistas. “Acudía a barrios marginales con 16 años. Empezaron a inculcarle que todo eso era culpa de los ricos. Empezaba a escuchar de la revolución cubana. Me enamoré del Che Guevara”, comenta. Se alistó en un movimiento radical de izquierdas. “Aprendimos a hacer artefactos molotov y nos empapamos en todas las revoluciones”. Un día le plantean la idea de tomar las tierras para darle tierras a los que no la tenían. “Se dio un salto muy radical en mi vida después de esto. Así fuimos formando células. Repartimos los mapas del terreno y quién iba a ir a un lado y al otro”. 

¡No te pierdas el testimonio completo, te impresionará!

Para acceder a la asociación de Amparo, hazlo aquí: https://www.facebook.com/CreciendoContigoMujer/?locale=es_LA

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