Santa Clara de Asís es especialmente conocida por su devoción a la Eucaristía y su vida de humildad, pobreza, sacrificio y oración. Entre los milagros documentados que ocurrieron en su vida, resalta el día que salvó a su convento y a la ciudad de Asís, mediante el poder del Santísimo Sacramento.
Una vez, durante un ataque enemigo contra Asís, una ciudad amada por el Señor, y mientras el ejército se acercaba a las puertas, los feroces sarracenos invadieron San Damián, entraron en los confines del monasterio e incluso en el claustro de las vírgenes. Santa Clara, con un corazón intrépido, les ordenó que la llevaran, aunque estaba enferma, hacia el enemigo, precedida por un estuche de plata y marfil en el que se guardaba el Cuerpo del Santo de los Santos con gran devoción. Y postrándose ante el Señor, habló con lágrimas a su Cristo: “Mira, mi Señor, ¿es posible que quieras entregar en manos de paganos a tus indefensas siervas, a quienes he
enseñado por amor a Ti? Te ruego, Señor, protege a estas tus siervas a las que no puedo salvar yo sola en este momento”.
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