Miguel Navia es comunicador social y periodista de la Universidad de la Sabana. Tiene 34 años y nació en una familia grande de cuatro hijos. Vivió en un hogar con unos padres devotos que les enseñaron la fe de manera bella. Hoy, viene a contarnos una historia de amor de la cual todavía se emociona y se maravilla cuando la recuerda. Es una historia de amor entre la Virgen María. “He tenido un regalo de ella muy grande que no puedo contar hasta que ella me diga”, explica.

De sus hermanos reconoce que no fueron muy fieles a lo que sus padres les habían enseñado. Había un sentimiento en él de rabia por Dios. Eso le llevó a romperse y tratar de meterse de lleno al mundo de los placeres. Hoy es conocer que Dios le tenía guardada una como creador de contenido en redes sociales. “El Señor nunca permitió que mi corazón se entregara por completo a esa forma de vida. Desde pequeño siempre tuve un amor fuerte por él”, sostiene. 

En el transcurso de su vida, Miguel tuvo momentos en los que sentía esa llamada a entregarse a Dios más plenamente. Ha sido la virgen la que le ha ido llevando y dando esa gracia. En el año 2010 tenía planes con sus amigos de aquellos años. Casi a puertas de realizar esos planes siempre ocurría algo que lo estropeaba. Al siguiente año le invitaron a un retiro en la universidad dónde había estudiado. Antes de que empezara el retiro, su mejor amigo sabía que era una persona que le gustaba hablar. Para evitar que no parara de hablar, él le invitó a rezar un rosario. 

“Me daba mucha pereza rezarlo pero por no hacerle sentir mal accedí. En el tercer misterio me empecé a soltar y no puedo describir la transformación inmediata”. Así, aprovechó al máximo el retiro y prometió a Jesús no volver a alejarse de él. “Empecé a vivir una vida de piedad muy intensa. Rezaba el rosario todos los días, hacía oración todos los días. Viví una vida muy intensa con Dios y la Virgen”. 

Por ese amor tan intenso que estaba viviendo se planteó si Dios le estaba llamando al sacerdocio. “Era la segunda vez que me ocurría esto. Pero entonces en ese momento era distinto. Le comuniqué esto a mis padres y me apoyaron.  Me lancé al agua y quise hacer el proceso de discernimiento”, comenta. El empezar a estudiar profundamente sobre la fe y Dios hizo que todavía amara más al Señor. 

Lo curioso es que cada vez que aprendía algo nuevo sobre doctrina, tenía una gran ilusión por compartirlo con el resto. La diócesis le comunicó finalmente que era mejor que no entrara y Miguel insistió pero con la diócesis de Atlanta que era dónde había tenido la primera experiencia. “Asistí al proceso y la conclusión era la misma y era que no. Me aconsejaron que dejara que las emociones bajaran para después tomar una decisión”, recuerda. 

¿Quieres conocer cómo termina esta preciosa historia de conversión y de amor? ¡No te la pierdas! Puedes seguir a Miguel aquí: https://www.instagram.com/miguelnaviarevollo/?hl=es