Martha Rosa Vidal es colombiana y nació en una ciudad al norte de Colombia. Actualmente vive en la ciudad de Medellín. Es esposa, madre pero sobre todo se siente una hija amada por Dios. Su madre era una mujer muy piadosa, viene de una familia católica. De su madre aprendió ese amor por la Virgen María, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y la obediencia a la iglesia.
Con una familia unida, tuvo una infancia tranquila. Viajó a Bogotá a estudiar, ya vivía sola sin unos padres que estén pendiente de ella. Sacó adelante su carrera y se casó. “Me caso en el 2010. Nunca tuve prisa por casarme. Siempre le pedía a Dios que me diera esa tranquilidad y que escogiera él a esa persona. Dios escuchó esa petición especial que tenía en mi corazón.
Le pedía que fuera un hombre de corazón noble y así fue”, explica. Desde ese momento del noviazgo hasta el matrimonio fueron unos momentos de inmensa felicidad y alegría. “Estaba muy pegada a la Virgen, que nos acompañara y nos guiara con su manto. Íbamos a misa y rezamos el rosario”, recuerda. Así da comienzo a su aventura como matrimonio y la búsqueda de bebés. Martha tenía problemas de fertilidad pero el Señor regala a Juan David.
Entretanto Martha siempre encontró en la escritura una forma de expresar sus sentimientos, a dar forma a todo lo que sentía. “Fui consciente de que el amor por la poesía lo saco de ese corazón de mi madre. En el 2010 comienzo a asistir a unos grupos de oración y ahí tuve un momento de sanación interior”, comenta. A pesar de tener una vida tranquila, todos de alguna forma somos pecadores, y tuvo la oportunidad de pedir perdón al Señor por muchas cosas de su vida.
En algún momento cayó en ciertas casas como la lectura de cartas, que cayó por tener una fe poco vivida y sustentada. El mundo te ofrece planes que parecen muy interesantes y no es así. En este grupo de oración comienza una fe de Dios. Se descubre así leyendo la Biblia, salmos, asistiendo a misa pero no sólo el domingo, no por obligación sino por ese gusto de saborear el Señor.
Descubrió que es allí dónde se sentía llena y plena. Así comienza a poner la mirada en las cosas del cielo y no tanto en lo terrenal. “Comienzo a escribir para Dios. Oraciones de agradecimiento, de súplica, de perdón. Hago una agenda de poesía para Dios. En este grupo conozco a mi cuñada que es la que me presenta a mi esposo”. Fue ella la que le propuso escribir un libro. Esas palabras le hacen un clic.
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Puedes seguir a Martha en sus redes sociales así como acceder a sus libros aquí: https://www.instagram.com/mirari_by_ticavidal/?hl=es
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