Sara Huff tiene 31 años y es de Brasil. Sara en su momento fue una feminista radical en sus orígenes. Viene de una familia desestructurada en el sentido que uno de sus hermanos siempre estuvo en una vida compleja de drogas, hasta el punto de ser jefe de las drogas de su lugar. Sufrían de maltrato por parte del hermano debido a estas adicciones. “Mis padres daban mucha atención a mi hermano porque estaba ‘enfermo’”.
En este ambiente al ver, este tipo de situaciones se inclinó también a consumir para recibir la misma atención de su hermano. En los estudios siempre fue excelente pero sus padres a pesar de ello no le dedicaban la atención suficiente. Toda la atención y recursos económicos iban a su hermano. Un día su hermano intentó pegar a su padre, ella intentó retarle, pero su hermano sacó un arma amenazándola. “Sus padres estaban impotentes ante esta situación. Tenían miedo de mi hermano y no hicieron nada ante esta situación”, recuerda.
Fue una época muy mala porque ya sus padres también empezaron a tratarle mal. Un día conoció en internet una joven que sufría mucho por parte de sus padres abusos psicológicos. “Esto me emocionó mucho. Yo quería ser libre y me metí en la prostituución y en el mundo oscuro para generar ingresos. Cambié mi cuerpo por comida, por abrigo, o por un techo. Muchas feministas dicen de hacer lo que quieran con tu cuerpo. Al punto que faltando algunos días para cumplir los 18 años fui víctima de una violación. Me destruyó totalmente”, explica. Todo esto le generó una rabia muy fuerte contra Dios. Se suponía que este Dios Padre iba a protegerla y no lo hizo.
Se preguntaba por qué tenía tan mala suerte. La catequista le decía que esta era la voluntad de Dios. “Me alejé de la iglesia por una respuesta perezosa de una catequista perezosa”, reconoce. Cuando ocurrió esta violación, le pidió a Dios que le quitara la vida y Dios no le quitó el dolor, ni el miedo. Aquel día entendió que los hombres eran todos violentos y así les etiquetó. Ese era el modelo de hombre que tenía. “Si yo hubiera tenido una familia buena yo no estaría ahí. Prometí que me convertiría en la peor enemiga de Dios”.
Así conoció el movimiento feminista a través de la prensa. Lo que le llamó la atención de las chicas del movimiento Femen es que ellas mientras la policía les pegaba se empoderaban y no tenían miedo. “Pensé que era eso lo que quería. Yo quiero empoderarme. Me enamoré de las acciones así que rápido las escribí y les conté de dónde venía”, comenta.
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Puedes seguir a Sara Huff aquí: https://www.instagram.com/thesarahuff/?hl=es
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