Cada 18 de mayo se conmemora a San Félix de Cantalicio, fraile capuchino conocido por su característica alegría y felicidad. Se cuenta que un día la Virgen María le entregó al Niño Jesús. San Félix de Cantalicio siempre andaba de buen humor y a quien trataba de quitarle esta alegría con algún insulto le respondía sin sentirse ofendido: “Voy a pedir a Dios que te haga un santo”.
Se dice que una vez el santo fraile estaba rezando ante un cuadro mariano y le pidió a la Virgen sostener en sus brazos al Niño Jesús. De pronto la obra artística cobró vida y la Madre de Dios le entregó a su Hijo. El religioso lo recibió emocionado y entre lágrimas. El día de su muerte y tras recibir por última vez los sacramentos, el santo cayó en éxtasis y tuvo una hermosa visión mística. “Veo a mi Señora rodeada de ángeles que vienen a llevar mi alma al paraíso”, expresó.
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