Edgardo vive en Estados Unidos pero es originario de México. Recientemente ha recibido los sacramentos en la Vigilia del Sábado Santo. Nació en California pero creció en Baja California que pertenece a México. El hogar donde creció era secular pero su madre se esforzaba en enseñarles buenos valores. Su abuela, en el pasado había estudiado con los Testigos de Jehová. Fue la primera introducción que tuvo sobre Dios y Jesús. Cuando tenía 8 años llegaron a su vida esta secta, llegan a su puerta y le dicen: ¿sabes que puedes tener vida eterna, te gustaría estudiar la biblia con nosotros?, explica. Esa era la forma de proceder que tenían ellos.
Comenzó a estudiar la biblia con ellos, aunque a su madre no le gustaba que estuviera con ellos le permitió que continuara. “Cuando tenía doce años, mi madre decidió que empezaran a reunirse con ellos. Estaba convencido de que lo que enseñaban los Testigos de Jehová era cierto. Ellos están convencidos de la verdad”. Terminó por bautizarse como parte de su comunidad.
Los Testigos de Jehová no celebran prácticamente ninguna festividad porque consideran que son de origen pagano. Están en contra de la transfusión de sangre. “Piensan que estamos violando el mandato de Dios si lo hacemos”, comenta. Pero, ¿cómo era la vida dentro de los Testigos de Jehová? “No sentí tan fuerte el cambio porque ya llevaba tiempo con ellos. Para muchos, el dejar de celebrar con la familia es un proceso doloroso, no fue en mi caso”, sostiene. Estuvo en esta secta a lo largo de doce años.
La parte positiva que saca de esa época es las normas morales que pudo aprender y que lo sostuvo. Otra cosa positiva que destaca de ellos es que tienen un gran sentido de comunidad entre ellos, dos caras de la misma moneda. “Consideran que son la única religión verdadera y el resto de religiones o política está controlado por el diablo”.Debido a ello, el trato de ellos con el resto de personas que no son testigos es muy limitado. Ellos mismos aconsejaban a Edgardo que podía relacionarse con otras personas pero no sembrar una amistad profunda. Ni siquiera con familia que no pertenezcan al grupo. “Al no poder convivir con las personas, entre ellos hacen mucho vínculo y se ayudan entre ellos cuando alguien lo necesita, tienen muy buena fraternidad”.
Durante todos esos años de su adolescencia, nunca sintió ningún sentimiento negativo. Sin embargo, entre ellos, tienen la regla que si alguien sale de la secta, se le quita el saludo y nadie puede hablar con esa persona. “Cuando todos tus lazos están volcados ahí, amigos, familia, si no tienes ninguna relación fuera, te quedas sólo”. En el momento, este elemento se ignora, pero es una herramienta clara de manipulación.
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