Raquel es una joven que se queda embarazada, un hijo buscado pero esa pareja que tiene tiene una doble vida. La pareja no estaba pasando por el mejor momento, él era una persona que bebía y llevaba una doble vida llegando a ser agresiva en algún momento. “Cuando te metes en ese bucle no le das la importancia”, cuenta. Raquel se entera además que estaba con otra persona a la vez que con ella. En ese momento ella se encontraba de 11 semanas. En España se podía abortar hasta las 14 semanas, hay que recordar.
Raquel se encuentra muy bloqueada, porque era el mejor momento vital para tener un hijo pero la persona que estaba a su lado no era la adecuada. La situación para nada era la forma que ella había imaginado. Pensaba en cómo iba a sacarlo adelante, si se iba a hacer cargo o si no, su mente era un mar de dudas e incertidumbre. “Me planteé el tema del aborto, pero era un tema muy importante porque yo siempre quise ser madre joven”, recuerda. Cuenta como su madre le aconsejaba que tuviera cuidado de no llegar a esa situación porque era un tema muy doloroso. “Cuando de verdad me planteo querer formar una familia y quedarme embarazada, me veo en la tesitura de tomar una decisión que jamás quise, ni busqué. Una situación horrible”, sostiene.
Esta coyuntura le generaba un gran dolor, mucho más que verse sola y engañada por la relación de pareja. Solo pensar en ello le hacía sentirse mal, iba en contra de sus valores, de sus principios. No podía vivir pensando en ello. Además el círculo de personas que le acompañaba le incitaban a hacerlo porque iba a ser una responsabilidad compartida con el padre, que era ya de por sí una persona tóxica. Y bien es verdad que esa no era la vida que quería para su bebé. “No podía parar de llorar, estaba super perdida. No sabía lo que hacer cuando en realidad sí que lo sabía: yo siempre quise tenerlo”.
Hubo un momento en que me puse a llorar desconsoladamente, cuando me di cuenta que llevaba una vida dentro y estaba embarazada”, cuenta. Estaba contenta con el embarazo pero el resto lo veía como un problema a pesar de que fue una decisión muy planificada por parte de Raquel. Todo este proceso necesitó de apoyo psicológico junto con la trabajadora social. La apoyaron en todo este camino. “Me he sentido sola, poco comprendida, como si estuviera haciendo algo mal. La sociedad no ve bien esto”.
En el momento en el que se entera de que su pareja tenía otra pareja y que además estaba embarazada ella empezaba a decir que quiere abortar, había una persona en el tren que le escuchó y la invitó a no hacerlo ya que el niño no tenía culpa. Raquel estaba segura que ese chico fue su ángel de la guarda dándole un mensaje.
Cuando ocurrió la anécdota del chico del tren, ella se dispuso a ir para abortar de la mano de su padre que quería que lo hiciera. “El peor momento de mi vida, no quiero volver a pasar por ello. Pasado el tiempo, puede llegar a entender a sus padres, el miedo que tenían por ella.
Reconoce la dureza de la situación. Cuando llega a la clínica le dicen que parece que no tenía clara la situación. “Estaba de 12 semanas y me explicaron cómo iba a ser el aborto de manera rápida y sencilla”, cuenta.
¿Quieres conocer cómo termina esta historia de luz y vida?
¡No te pierdas el testimonio completo, te emocionará!
0 comentarios