Gary Cooper, uno de los iconos de Hollywood más famoso de todos los tiempos no se convirtió al catolicismo mientras enfrentó el cáncer terminal que le causó la muerte en 1961 sino al menos diez años antes. Su hija María Janis reveló el intenso proceso en una historia recogida por el Obervatore Romano.
Aunque las biografías del actor no mencionan su fe en épocas previas a su enfermedad, Cooper se acercó de manera gradual a Dios junto a su familia. Hacia el año 1950 después de vivir una crisis matrimonial empezó a venir con nosotros a misa más a menudo, no sólo en Navidad o Pascua y luego pidió que le bautizaran. He gastado cada hora de mi vida, año tras año haciendo exactamente aquello que me venía en mente hacer y aquello que quería hacer no estaba entre las cosas más correctas.
El pasado invierno empecé a pararme un poco más de lo normal sobre algo que está en mi cabeza desde hace tiempo, contaba el actor. Lo único que puedo decir es que estoy intentando ser un poco mejor, afirmó el actor en un testimonio recogido por el libro The Hollywood Greats.
El actor nació en Helena, Estados Unidos y se mudó a los Ángeles para trabajar como dibujante de viñetas en un periódico. Probó diversos oficios como el de comerciante de arte, ayudante de fotógrafo, vendedor de decorados teatrales o publicista gráfico. Hasta que finalmente se encontró con el éxito de Hollywood.
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