El 10 de febrero se celebra la fiesta de Santa Escolástica, la hermana gemela de San Benito. Se dice que la religiosa creó una tormenta tal contra su hermano que el santo exclamó: “Dios te perdone, hermana. ¿Qué es lo que acabas de hacer?” En los libros de los diálogos del Papa San Gregorio Magno se cuenta que Escolástica visitaba a Benito una vez al año.
Cabe recordar que ambos vivían de manera ejemplar las famosas reglas religiosas que el santo había formulado y se reunían fuera del monasterio, en una zona cercana. En una ocasión, la santa llegó a las afueras del recinto y su hermano salió a verla junto a otros integrantes de su comunidad. Ese día cantaron alabanzas, conversaron entretenidos sobre la fe y cenaron felices.
Como ya era de noche, Escolástica le pide a Benito que se quede para seguir conversando de las maravillas de Dios hasta la mañana. El santo reprochó a su hermana, diciéndole que no le era permitido permanecer fuera del convento. Entonces la santa cruzó los brazos y se puso a orar a Dios con tanta profundidad que se desencadenó una torrencial tormenta que parecía un diluvio. A San Benito y sus discípulos se les hizo imposible irse.
Luego, ante el reclamo de su hermano, la santa contestó: “Te lo pedí, y no quisiste escucharme; rogué a mi Dios, escuchó. Ahora sal, si puedes, despídeme y vuelve al monasterio”. El santo no tuvo otra opción que quedarse y ambos continuaron conversando toda la noche sobre las grandezas del Señor, sintiendo un gozo espiritual desbordante. Según cuenta una tradición, tres días después San Benito miró al cielo y vio el alma de su hermana salir de su cuerpo en forma de paloma y entrar al paraíso.
De inmediato se puso a entonar cantos de alegría a Dios y pidió a sus discípulos que trajeran el cuerpo de su hermana. El santo la enterró en un sepulcro que él había hecho para sí mismo.
40 días después, él también murió.
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