Lo primero que hay que decir es que un fenómeno sobrenatural implica un obrar que está más allá de toda naturaleza creada. Esto significa que responde a un acto divino, es decir, una acción de Dios.
Por ejemplo, una momia no es un cuerpo incorrupto, porque recibió un tratamiento complejo que simula la preservación. Tampoco puede considerarse sobrenatural la preservación accidental de restos humanos que se encuentran cada cierto tiempo. Esa conservación tiene una explicación natural basada en el aislamiento total o parcial de los agentes de descomposición.
Por tanto, cuando nos referimos a los cuerpos incorruptos de los santos, señalamos su carácter sobrenatural. Son santos porque amaron a Dios de una manera extraordinaria toda su vida y son incorruptos porque sus restos se conservan sin explicación natural de por medio.
1. Tenían todas las condiciones para descomponerse pero se preservaron:
Este es el más evidente carácter sobrenatural de los cuerpos incorruptos de los santos. Los restos fueron enterrados convencionalmente y resisten inexplicablemente las acciones del aire, la tierra o el agua.
2. Exhalan perfumes extraordinarios De aquí que se habla comúnmente de “olor a santidad”. Muchos santos continúan emanando fragancias exquisitas pero que no tienen comparación en el mundo natural.
Un caso curioso es el de la beata y mártir María dos Anjos, fallecida en España en 1936. Un especialista fue a analizar el fenómeno y concluyó que no se parecía a ninguno de los aromas de esta tierra. Las monjas, sus compañeras, solían llamarlo “olor del paraíso o santidad”.
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