Hoy hablaremos de la Virgen de Garabandal y de cómo una estampa de la Virgen viajó a la luna. El viaje se inició el 16 de julio de 1969, día de Nuestra Señora del Carmen. A su llegada a la Luna, Buzz Aldrin comulgó en Acción de Gracias a Dios.
Neil Armstrong, cumpliendo los deseos de su esposa, depositó una estampa de la Santísima Virgen del Carmen de Garabandal en la Luna. El Padre Ramón María Andréu, jesuita, testigo excepcional de numerosos éxtasis de las niñas de Garabandal, tiene un gran amistad con Neil Armstrong.
Neil Armstrong cumpliendo los deseos de su esposa, muy devota de la Virgen del Carmen de Garabandal, los del Padre Ramón y los de otro religioso Carmelita, depositó una estampa de la Virgen de Garabandal en la Luna.
Neil Alden Armstrong nació el 5 de agosto de 1930, en la granja de su abuelo, en Ohio. El 20 de julio de 1969, Armstrong, como comandante de la misión lunar Apolo XI, pisó la Luna por primera vez. Sus compañeros en la misión fueron Edwin E. Aldrin, y Michael Collins. Edwin E. Aldrin es más conocido como Buzz Aldrin. La crónica del viaje de ida y vuelta a la Luna se vivió con nervios a pesar de tantos medios técnicos.
Un mal sueño nubla los pensamientos de Michael Collins la noche antes del despegue:
Sus compañeros de viaje, Armstrong y Aldrin, se quedan en la Luna, incapaces de remontar el vuelo, y él contempla impotente la escena desde el módulo principal, orbitando alrededor del satélite y esperando inútilmente hasta el último momento. «Comandante Collins, aquí Houston. Olvídese de la tripulación y salve su propia vida. Regrese al planeta Tierra usted solo».
Collins despierta del mal sueño con un sudor frío que le acompaña hasta la cabina de mando del Apolo XI: «Hay tantas cosas que nos pueden salir mal…» Armstrong y Aldrin son optimistas. Con sus ilusiones y sus miedos, los tres astronautas se dejan encapsular allá en lo alto del cohete Saturno, a la altura de un piso 40, la vista puesta en el cielo.
Durante los tres días que dura el viaje es la fragilidad humana la que toma asiento junto a Collins, Armstrong y Aldrin. El suspense se apodera del último rincón del globo cuando llega la hora tan deseada por el comandante Collins:
El Apolo XI entra en órbita lunar, y es entonces cuando Armstrong y Aldrin abandonan sus puestos en el módulo de mando y se instalan en el Eagle, el módulo lunar que deberá llevarles hasta la superficie de la Luna.
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