Os traemos la impresionante historia de Cora Evans, una mística católica y Sierva de Dios que se convirtió del mormonismo, acercó a cientos de personas a la Iglesia Católica y podría ser santa.
Cora Evans nació en 1904 en Utah (Estados Unidos). Creció en una familia cuyos ancestros se remontan a los primeros pioneros mormones que se establecieron en Utah, y cuando era muy pequeña, se dice que tuvo visiones de Jesús y su madre.
Cuando era joven se casó en un templo mormón con su esposo Maclellan Evans. Sin embargo, al poco tiempo de contraer matrimonio se alejó del mormonismo rechazando una “doctrina que colocaba a los dioses hechos por hombres por encima del Dios de Abraham”.
“Después de diez años de búsqueda, encontramos al Único Dios Verdadero en la Iglesia Católica Romana”, confesó Cora. En 1934, luego de perder a su tercer hijo, quedó postrada en la cama por problemas cardíacos recurrentes. En ese momento tuvo la oportunidad de escuchar a un sacerdote católico por la radio. Tan pronto como estuvo lo suficientemente fuerte, Evans visitó la iglesia católica del pueblo para obtener respuestas a sus preguntas. Cuatro meses después, el 30 de marzo de 1935, se hizo católica; y al poco tiempo, estaba repartiendo volantes que desafiaban los conceptos erróneos sobre las enseñanzas de la Iglesia.
Sus acciones provocaron que cientos de personas visitaran la iglesia parroquial local, y varios obispos mormones fueron a su casa para debatir cuestiones de doctrina católica con el padre Edward Vaughn, pastor de la iglesia católica St. Joseph en Ogden.
Con el tiempo, Cora Evans allanó el camino para cientos de conversiones a la fe, según lo relatado por fuentes involucradas en la causa de canonización de Evans. Pero al mismo tiempo que acercó muchos a la verdadera Iglesia recibió un intenso rechazo de la comunidad mormona, a tal punto que su esposo perdió el trabajo y tuvieron que mudarse de ciudad.
Cora Evans falleció en 1957, 22 años después de recibir el bautismo en la Iglesia Católica. En 2012 se inició una investigación para abrir una causa de beatificación que se completará en enero de 2023 cuando la Santa Sede comience su revisión.
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